The Unending Gift

jueves, marzo 28, 2019

PASAN COSAS QUE NO PASABAN

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Viernes, 15.03.19

Europa está convulsa y confusa, en América cristaliza un nuevo proyecto de libertad

EN Europa proliferan los focos de crisis. Desde el caos del Brexit a la agonía de la coalición alemana y el hundimiento de sus expectativas económicas, desde la incógnita italiana, al fiasco Macron en Francia y la terrible posibilidad de que España legitime en elecciones a un gobierno de la izquierda radical con golpistas enemigos del Estado. Mientras, en toda América pasan cosas apasionantes. Algunas son trágicas. Como las riadas de muertes por hambre, debilidad, enfermedades y crimen en Venezuela que se prolonga, tras conseguir el dictador Nicolás Maduro, con ayuda de cómplices y socios en Europa, Rusia y China, impedir una acción coordinada para el cambio de régimen. El Gobierno español ha ayudado como pocos a salvaguardar a la dictadura. Es su vergüenza y la nuestra. Lamentable es también la rápida deriva de México con AMLO a la comisión de todas las mismas locuras y ridiculeces económicas y políticas marcadas por ideología indocumentada que llevaron a Venezuela a hundirse en el caos, el crimen y el hambre.
Muy ilustrativa es una viñeta en la que se ve a un Castro que deja tirada la vaca muerta de Venezuela y se dirige a la aun saludable vaca mexicana a sacarle la sangre a ella. Cuba como el eterno parásito y el mayor exportador de veneno ideológico y criminal. Entre las mejores cosas que pasan en América está la creciente conciencia de que hay que acabar de una vez por todas con ese foco infeccioso. Soberbio fue el discurso de Donald Trump en Florida con su visión de un hemisferio americano libre del terror y del socialismo que impide el desarrollo en seguridad de tantos países al sur del Río Grande. Venezuela, Nicaragua y Cuba podrían ser como los más prósperos rincones de EE.UU. de tener libertad. Lo dijo Trump, lo ratificó Mike Pompeo. Hay planes para ayudar por fin a los cubanos a acabar con la dictadura. No se ha intentado desde 1963.
En Europa parece prohibido decir nada positivo sobre Trump. Como es el caso en Nueva York o California, los dos epicentros de la histeria izquierdista norteamericana. O algunos rincones de Washington. En España, fuera de las habituales dosis de insultos hacia su persona y su familia y los grotescos y manidos vaticinios sobre su caída, los medios, los periodistas y analistas apenas encuentran nada de interés que decir sobre el presidente. No solo es el inmenso éxito de la política económica de Trump que ha generado en EE.UU. un ambiente de confianza económica desconocido desde hace décadas. Los sesudos analistas españoles lo ocultan, salvo excepciones como Daniel Lacalle y alguno más. No solo que ha logrado bajar el índice de paro a un 3,8% también apenas recordado o que las cifras de empleo de minorías como negros e hispanos estén en un máximo histórico.
La gran política del presidente mueve a un tiempo muchas teclas en el escenario internacional, desde Corea del Norte, donde aprieta si el sátrapa coreano está terco, a China con quien habrá un acuerdo mejor para EE.UU. Los europeos, cobardes siempre en el reto, que tanto le criticaron por su «insensatez» que podía traer una guerra comercial terrible, están rumiando ya pasos muy similares. El déficit creció sí, pero los nuevos acuerdos cambiarán el tablero como nada en décadas. Aquí se acercan unas elecciones europeas en las que las fuerzas que desafíen a la socialdemocracia omnipresente van a irrumpir con inmensa fuerza. En América, Trump, el brasileño Bolsonaro, el colombiano Iván Duque y otros desmarcados del socialismo como Lenin Moreno, se aprestan a forjar una gran coalición por la libertad americana que irá a por Cuba. Pasan cosas que no pasaban.

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