MOMENTO DE LA VERDAD
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes,
03.02.17
Para España y su Cataluña sumergida en la mentira tanto
tiempo
LAS autoridades autonómicas catalanas se enfrentan a una
polifacética tragedia en la que tienen mucha culpa. Aunque no toda, ni mucho
menos. En ningún momento han tenido posibilidad de salir bien parados llegado
el momento de la verdad, que está aquí. Muchos lo intuían. Por eso deseaban que
se retrasara al nunca jamás. La impunidad, garantizada tantos años por la
pasividad, cuando no la colaboración, del poder central, convirtió la
transgresión política y legal en el medio de vida de demasiados. Todos se
apuntaban a la aventura sediciosa sin miedo porque parecía que ya eran
suficientes para no tener que responder por sus actos. Aquellos que en Madrid
tenían el deber de poner coto al delito no lo hicieron. Lo ignoraron para evitarse
cuitas. Llegado cierto punto de su proceso de traición al Estado, los
dirigentes separatistas se quedaron sin espacio para la maniobra al caer en
manos de las excrecencias sociales politizadas, subproducto radical y
embrutecido de su propio discurso. Como pasa casi siempre con los asuntos
humanos, hay algún momento en el que el control pasa a ser de Dios o la
fortuna. Toda la camarilla de la Generalitat quedó prisionera de su propio
discurso, que inexorablemente lleva a sus miembros a comprometerse penalmente.
Y encima los deja en la estacada la Historia, esa hada madrina que el
narcisismo nacionalista siempre cree de su parte. El mundo está en conmoción
general espasmódica. Cosas graves convierten otras en ridículas. Cuando el
mundo está en plena transformación y los gigantes buscan nuevas posiciones,
actitudes y espacios, hay tanto en juego que no hay paciencia para caprichos de
un pequeño colectivo narcisista, soberbio y pretencioso, mimado y
magníficamente alimentado.
Porque los nacionalistas catalanes comen y viven demasiado
bien en España para engañar o dar pena a nadie. Por mucho que se disfracen de
kosovares. Por mucho que se digan perseguidos cuando la Policía detiene a
ladrones en Cataluña como en otros rincones de España. Por mucho que envíen a
Madrid a personajes atrabiliarios y encanallados a insultar a España en las
Cortes. Tan ajenos ellos a una burguesía comercial catalana consciente de
recibir trato privilegiado en España. Cuando más ruido quieren hacer ahora,
menos caso les hacen. Quien buscara ayer información sobre Cataluña en la
prensa internacional solo encontraría el maravilloso gol de Messi en el Vicente
Calderón. No es solo que el victimismo del nacionalismo catalán ya no nos
convenza. Es que la agotadora letanía separatista, financiada con ingentes
cantidades de dinero público y cargada de pretenciosidad provinciana, ha
hastiado, irritado y reforzado la ya existente fobia europea al
micronacionalismo. El nacionalismo que resurge en Europa es el de los estados
nacionales históricos más presentes en la futura Unión Europea. Más allá de las
paranoias europeas con Donald Trump, el año 2017 es un momento de la verdad
para Europa. Y para España y su Cataluña sumergida en la mentira tanto tiempo.
España no puede estar al margen ni tolerar de forma indefinida un proceso
golpista y sedicioso que pone en jaque permanente la legalidad. La democracia
española creyó durante 35 años que podía ceder hasta que encontraran acomodo
los nacionalistas. Hoy sabemos que es imposible. Es hora del cumplimiento
estricto de la ley. Conscientes de que es imposible una fractura pacífica de
España. Habría sido más fácil años atrás. Hoy hay que actuar sobre la
frustración necesaria de una comunidad envenenada por décadas de educación e
información tóxica. Tómenlo como un anticipo de lo que viene. Tendremos en un
futuro en Europa sobresaltos más fuertes que la suspensión parcial de una
autonomía y la inhabilitación de miembros de una clase política corrupta y
golpista.
0 comment(s):
Post a comment
<< Home