LA INVASIÓN MÁS APLAUDIDA
Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 27.11.18
Quieren liquidar toda ley y frontera bajo la supuesta fuerza
moral de la necesidad
EN la prensa occidental se ha generado un clamor inaudito en
favor de unas caravanas de centroamericanos que pretenden arrollar la frontera
norteamericana, entrar violentamente en aquel país y establecerse a vivir allí
sin ninguna consideración a las leyes ni opinión contraria de las autoridades
norteamericanas. En países en los que se educa en el respeto a las leyes, una
inmensa mayoría de los medios de comunicación justifican, defienden y promueven
una gran invasión centroamericana en territorio soberano de los EE.UU. por su
frontera sur. Y además exigen que el país invadido no se defienda ni aplique
sus propias leyes. La unanimidad mediática en favor de la violación de unas
fronteras recuerda a la prensa nazi y soviética en sus aventuras invasoras.
La inmensa mayoría de los medios está de acuerdo en que los
miles de hondureños y guatemaltecos, que serían millones de centroamericanos o
mexicanos si tuvieran éxito y cundiera el ejemplo, merecen ser animados y
jaleados para que cometan ante las cámaras un delito masivo de violación de las
leyes internacionales y norteamericanas y una agresión a un país soberano. Les
parece bien que atropellen al Ejército y la Policía. El único problema que ven
para un final feliz de esta caravana invasora y un soberbio precedente para
miles de caravanas futuras es ese monstruo, Donald Trump, que se obceca en su
muy fascista y reaccionaria pretensión de hacer respetar las fronteras, las
leyes y la soberanía de la nación y el Estado que preside.
«Trump ordena disparar a matar», rezaban los titulares aquí
en España donde hace tiempo se ha perdido toda ecuanimidad y decencia a la hora
de titular, escribir y opinar sobre EE.UU. desde que llegó Trump a la
presidencia. En el texto se leía que los soldados y la Policía fronteriza tenía
orden de disparar cuando vieran peligro para ellos u otros. Es decir, que
tienen la orden de todos los Ejércitos y Policías fronterizas del mundo,
incluida probablemente la Guardia Suiza del Vaticano. Lo importante era titular
con un disimulado circunloquio del deseado «Trump asesino».
Así, los medios izquierdistas y las organizaciones de
agitación comunistas y globalistas, emulados por todos los demás medios que no
quieren aparecer como «trumpistas» y se unen por temor al discurso del
sentimientos que legitima para violar la ley, vuelven a ganar la guerra de la
propaganda. Y los políticos occidentales, en su amplio abanico del consenso
socialdemócrata, se pliegan a la misma máxima de hipocresía. Nadie quiere
aparecer como alineado con Trump ni como alguien que desprecia sentimiento y
necesidad ajenos. Así se ha generado una agitación ideológica en las caravanas
que frustra todos los llamamientos al sentido común y al respeto a las leyes.
Especialmente del país en el que se pretende entrar y vivir. Tengan cuidado los
que disfrutan con los problemas de Trump, porque esta operación no va solo
contra él y su frontera. Se pretende cuestionar todas las fronteras y todas las
leyes bajo la supuesta superioridad moral de una necesidad que todo lo
legitima. Como esta es subjetiva, se forja un poderoso recurso más del celebre
discurso del resentimiento para acabar con la ley y la soberanía de los
Estados. De las democracias, que son los Estados vulnerables al chantaje desde
dentro y fuera con el arma del sentimiento. Recuerden los españoles Ceuta,
Melilla y sus playas, y los europeos todas las demás, y piensen un poco en sus
hijos y nietos cuando gocen en televisión de la invasión del jardín de Trump
por el Río Grande.
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