LA MOCIÓN TUERTA
Por HERMANN TERTSCHABC Viernes, 11.10.13
Nazismo y comunismo se han comportado igual. Nunca ninguna
de esas dos ideologías ha sido aplicada sin el terror y el crimen
CUATRO partidos nada menos, PSOE, CiU, IU y UPyD, se unieron
ayer para pedir al Congreso, por medio de una moción de CiU, que persiga
implacablemente a todos los ultraderechistas y nazis y penalice el
enaltecimiento del franquismo. Esto último debe de ser una broma. Porque
entonces los españoles todos tendríamos que condenar nuestros éxitos de
cuarenta años, que nos llevaron desde las ruinas de una guerra civil fratricida
hasta un país razonablemente próspero. Desde una dictadura de corte fascista,
con todos sus horrores, a un régimen autoritario, que se autodisolvió en paz y
en aras de la democracia. En una transición que fue ejemplo para muchas otras,
en la que se asumió la Guerra Civil como tragedia nacional sin culpable único,
en una reconciliación nacional cuyo primer promotor ya en 1956 había sido,
pásmese el fanatismo revanchista de ahora, el Partido Comunista. Y ahora, unos
partidos que cuestionan y atacan a diario nuestra Constitución democrática
pretenden erigirse en jueces morales de toda España. De la pasada y presente. Y
CiU además quiere que sean la izquierda y ellos los únicos que puedan decidir
quién es nazi y quién no. Como son socios de quienes parecen nazis, actúan como
nazis y hablan como nazis, quieren que otros no podamos decir quién es nazi y
quién no. Dicen que tachar de nazi a alguien que dice que no lo es supone
«banalizar el nazismo». Preocúpense ellos de no parecerse tanto a los nazis en
totalitarismo lingüístico, agresión al discrepante, mentira histórica y
expansionismo territorial.
Dicho esto, la simbología nazi debe estar prohibida. Como lo
está en muchas democracias. También lo debiera estar la simbología comunista,
tan criminal como la anterior. Porque es cierto que existe una singularidad del
nacionalsocialismo, y está en el Holocausto, un crimen único por su calidad, su
condición y significado casi metafísico. Pero, por lo demás, nazismo y
comunismo se han comportado igual. Nunca ninguna de esas dos ideologías ha sido
aplicada sin el terror y el crimen. No hay versión buena de nazismo, como no la
hay de comunismo. Que Stalin fuera uno de los vencedores de la guerra mundial
fue el motivo de que las dos ideologías criminales no fueran perseguidas por
igual en las democracias. Hoy eso ya no es razón. En Polonia y otros países
víctimas de los correligionarios de Cayo Lara y Llamazares se persigue esa
simbología. Y es general la repugnancia que generan sus símbolos e iconos de
verdugos de los decenas de millones de muertos que causó la ideología de la hoz
y el martillo. Hace unos meses una cadena de ropa occidental tuvo que retirar
una camiseta con el rostro del Che Guevara en Polonia, por la oleada de indignación
que produjo esa apología de un criminal. Nazismo y comunismo como los dos
grandes y monstruosos errores de la humanidad en el siglo XX han de ser
recordados como tragedia, pero desterrados como opción política. Por eso está
muy bien que, en el nuevo Código Penal, se refuerce la persecución del
«negacionismo», que siempre es un vil intento nazi de reactivación ideológica,
negando hechos incontestables del exterminio de los judíos en la Shoah bajo el
nacionalsocialismo. Por eso, los grupos nazis y de ultraderecha,
afortunadamente marginales en España, han de ser controlados y reprimidos. Pero
no sólo ellos, estimados partidos de la moción tuerta. La extrema izquierda,
hiperactiva y muy nutrida ideológicamente bajo el zapaterismo, es un peligro
mucho más presente, numeroso y agresivo que la extrema derecha. El separatismo
que promueve la destrucción de España y su Constitución, también. Va siendo
hora de que la Policía, los políticos y los medios traten igual a quienes hacen
lo mismo.
0 comment(s):
Post a comment
<< Home