LOS PACTOS DE MERITXELL
Por HERMANN TERTSCH
ABC Domingo,
10.06.18
Quieren convencer a España de que se niegue a sí misma
YA ha empezado la fiesta de este gobierno y todos sus
cómplices, que son más de los que parecen, para llevarse a los españoles a
dónde no quieren ir. La fiesta con la que pretenden confundir a la sociedad
española hasta que acabe dispuesta a aceptar lo que siempre le ha sido
inaceptable. Para que, tras décadas de cesión ante el chantaje, de tolerar lo
intolerable, se dé el paso definitivo de llevar a la nación a negarse a sí
misma. Meritxell Batet es la ministra de Política Territorial y «secretaria de
Impulso Federal del PSC». Es también uno de los socialistas catalanes multados
en su día por el PSOE por votar con los separatistas en favor del «derecho a
decidir», es decir de la autodeterminación, es decir del golpe de Estado,
contra una moción de UPyD.
Esta ministra es tan leal a la Constitución Española como su
exmarido José María Lasalle lo es a los programas del PP y a sus votantes que
le llevan al Congreso y a altos cargos. Batet es la encargada con Miquel Iceta
y José Montilla de convencer a los golpistas supremacistas más subidos al monte
de que se puede llegar al mismo fin con otros modos. Que hay que cambiar las
formas para convencer «a los españoles», para engañar a esos garrulos y
conseguir esa reforma federal que lleve primero a la total bilateralidad y
después a la independencia. Sin que los españoles se enteren hasta que no
importe. Porque será toda España la que desaparezca con la liquidación de
competencias comunes centrales también para otras regiones.
Esto supondrá la puntilla para la Monarquía como última
institución de cohesión nacional. Con la república proclamada en diversas
regiones independientes para entonces, la monarquía queda huera de sentido. Y
los golpistas catalanes consiguen su república cuyos símbolos externos están
por toda su geografía catalana solo cuestionados por catalanes dignos que se
juegan su integridad física y la seguridad propia y de sus familias por hacer
lo que debería hacer el estado.
Se nota que tiene mucha prisa Batet por llevar a cabo el
apaño para el que ha sido nombrada. Ayer decía que es «urgente, viable y
deseable» una reforma constitucional. Sabe que necesita al PP y Ciudadanos. Seguramente
confía en un tándem de Nuñez Feijóo y Sáenz de Santamaría que siempre parecen
dispuestos a relativizar todo lo que impida a cada nacionalista tener lo que
desea. Pragmatismo lo llaman. Se les pedirá complicidad para este proyecto de
camuflar la secesión tras una reforma constitucional que desarma
definitivamente al Estado del Reino de España. La pobre Batet no es Metternich.
Ayer hablaba de la necesidad para superar la «crisis institucional» con un
«nuevo pacto territorial». ¿De qué rayos habla esta señora? Jamás hubo pacto
territorial alguno en España. La crisis de España está en la falta, antes como
ahora, de un gobierno con voluntad de neutralizar un golpe de Estado. Y Batet
pretende un pacto territorial entre el Gobierno de España y unas fuerzas
rebeldes de igual a igual. Esto, no hace mucho, se llamaba traición.
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