TERTSCH Y SU LIBELO
Por CARLOS HERRERAEL SEMANAL 28.11.10
Hermann Tertsch es un tipo singular. Distinto a lo
común. Intelectualmente muy sólido, este hombre mezcla de austriaco, vasco
y madrileño defiende desde la pasión sus argumentaciones y brinda siempre
espacio para el debate una vez abre la boca o suelta la mano. Tertsch nunca
deja indiferente, nunca nos deja en la boca el gusto del agua tibia, nunca deja
a un auditorio amodorrado. En resumen: no es políticamente correcto, lo cual
brinda una aureola de independencia, pero conlleva el pago de un precio prácticamente
inevitable. Hermann es buen pagador y asume las obligaciones de su contrato,
sólo que no está conforme con los abusos, y alguno se ha producido en estos
últimos tiempos. Este humilde columnista se afilió al tertschismo desde sus
inicios en el diario El País y, particularmente, desde su tiempo como
corresponsal de ese rotativo en Bonn: su conocimiento de terrenos políticos tan
exóticos por aquel entonces como podían ser los de la Europa de Este le
permitían escribir análisis que forman parte de la antología del periodismo
español. Recuerdo fielmente el ansia que sentía cada día por conocer al detalle
la crónica perfecta que espació durante un mes sobre la revuelta de Timisoara y
la caída definitiva de Ceaucescu y su régimen: magistral conjunto, impagable
relato. Conoce la historia de Europa como sólo la puede conocer un tipo que
habla alemán desde la cuna y al que es muy difícil que se le escondan las
claves interpretativas para desentrañar la actualidad de un continente empeñado
en ser una utópica unidad política. Y no engaña a nadie: no pretende pasar por
un artificioso imparcial al que el agua no le cala ni debajo de una catarata.
Es lo que es y piensa como piensa, guste o no guste.
Así, de esta guisa, relata su peripecia personal y su visión
ácida, crítica, demoledora de la España de estos últimos años en su reciente
entrega editorial. Libelo contra la secta (Esfera de los Libros).
Tertsch sostiene que nuestro país está siendo gobernado por una secta que tomó
el poder del principal partido de la izquierda allá por hace más de una década
y que alcanzó el poder del Estado en las elecciones de 2004. No es un libro
para hacer amigos, quizá porque ya tiene los que considera suficientes. El
zapaterismo, sostiene Hermann, es una tragedia nacional, y partiendo desde ese
punto elabora el relato de un naufragio, de una escombrera. Su experiencia en
la contemplación de regímenes en los que el sectarismo era una norma sagrada le
permite desmenuzar el día a día de lo que él considera un gobierno tóxico,
empeñado en «azuzar a media España para hostigar a la otra media». He sabido
por la lectura de este libro que su salida del periódico El País tuvo
mucho que ver con su presencia en las tertulias políticas de Onda Cero, de
línea editorial no siempre coincidente con el periódico de Prisa. Polanco se
refería a él como «La Contradicción Tertsch». Y he conocido detalles de su
entrada en ABC y de las dificultades de elaboración en paz de su
informativo de Telemadrid, un telediario de autor de notable relevancia. Y,
después, la inquina que le brindaron todos los comisarios políticos que de
forma indecente pululan por el periodismo español. De ahí a los insultos y a la
agresión no media tanto tranco (me consta que la insolencia más insólita que ha
recibido en estos tiempos postreros ha sido «¡¡¡Judeonazi!!!», delirante por
varias razones).
Si usted es seguidor, partidario o votante de este gobierno
al que HT califica de «antisistema», es razonable que sienta alguna
prevención ante la lectura de este libro, pero, aun siendo así, me atrevo a
recomendarle encarecidamente su lectura: aun bien que disienta del fondo, habrá
consideraciones razonables que le mantendrán la capacidad de reflexión en fase
activa. Puede que encuentre espacios puntuales en los que coincida con Tertsch.
Y, si no es así, le reconocerá el estilo ágil e ilustrado, característico de un
tipo que escribe sin red, que no hace prisioneros, que detesta a los mediocres
con ínfulas y que razona con la pasión democrática de quien ama serena pero
hondamente a su país.
Resumen del libro:
Este libelo es un desahogo airado, una forma de expresar la
indignación acumulada en años que ha pasado el autor observando y comentando
los disparates y las insensateces que jalonan los años de gobierno de José
Luis Rodríguez Zapatero. Son las reflexiones de un hombre atónito ante las
tropelías de esa secta que secuestró al PSOE, lo llevó al poder en marzo del
2004 gracias a unas jornadas traumáticas para España y desde entonces gobierna
azuzando a media España para hostigar a la otra media. Relata su agitada
peripecia personal en estos años negros en los que comisarios políticos y
agitadores de la izquierda sectaria han intentado hacerle callar. Y revela, con
una visión histórica amplia, las claves de la gran mentira de un gobernante «tan
iluminado como tóxico» que tanto daño en tan poco tiempo ha hecho a nuestro
país.
Hermann Tertsch nos cuenta, como siempre hace él, con
claridad y contundencia, su convulsa salida del periódico El País, su
llegada a ABC, su labor en Telemadrid y las reacciones de unos y otros en
estos años de «caudillismo» de Rodríguez Zapatero. Un presidente que «ha
logrado transformar un país modesto pero prometedor en una inmensa escombrera
en la que reposan los proyectos y sueños de un par de generaciones de españoles»,
sin que nadie haya sido capaz de articular un «¡basta ya!» rotundo ni la
oposición respondiera como merece a su mensaje radical y dañino.
Tertsch no pretende objetividad ninguna como tampoco ofrece
sosiego. No cree que haya motivos para la templanza ante la tragedia nacional
que es el zapaterismo. Sí ofrece veracidad y su visión como experto y estudioso
en movimientos enemigos de la verdad, de la libertad y de la prosperidad. Lo
que nos presenta en estas páginas es «un ejercicio perfectamente malintencionado
y por supuesto vengativo», aunque consciente de que, ni siquiera para él, puede
suponer consuelo ni una mínima compensación ante la inmensidad de los daños que
ha infligido ZP a la nación española y a su ciudadanía.
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