The Unending Gift

jueves, julio 07, 2016

ESCOCIA SE PLANTEA CELEBRAR OTRO REFERÉNDUM DE INDEPENDENCIA

Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Edimburgo
ABC  Sábado, 25.06.16


Todo indica que el final de la aventura en la UE será también el final del Reino Unido

La reacción al Brexit ha sido fulminante por parte del Gobierno de Escocia. Ya lo había advertido. Aún estaba todo el Reino Unido bajo la estupefacción y el trauma con que recibió en la mañana del viernes la noticia del voto favorable a la salida de la UE, cuando la ministra principal del Ejecutivo escocés, la nacionalista Nicola Sturgeon, anunciaba que Edimburgo reaccionaría con rotundidad a este voto que arranca a Escocia contra su voluntad de la UE. Y que como ya había anunciado esta reacción pasa con toda probabilidad por un referéndum para decidir la secesión del Reino Unido y la permanencia en la Unión.

Sturgeon ya había advertido que un Brexit liberaba a las fuerzas políticas escocesas de todo compromiso con el resultado del referéndum de 2014 que decidió la permanencia en el Reino Unido. Y que pondría en marcha este mecanismo así como un proceso para sustituir la libra esterlina por el euro. Para Escocia, donde se produjo el más alto margen favorable a la permanencia en la UE con el 68% frente a un 32% de partidarios del Brexit, comienza un proceso de profundas incertidumbres.

Contradicciones internas
La sociedad británica solo está partida en dos como indica el resultado del 51,9% frente al 48,1% si se toma en su conjunto. Porque su división real es territorial y generacional. Que el gran Londres es una región europea que poco tiene que ver con su entorno es algo conocido. Pero nadie esperaba que la Inglaterra septentrional de gran influencia del laborismo se uniera de tal forma al sur y a las tierras medias en su rechazo a la UE. Así han quedado junto al Gran Londres, Escocia e Irlanda del Norte como las partes del Reino Unido claramente contrarios a la suerte que se ha impuesto por algo más de un millón de votos. El Gran Londres no puede desgajarse de Inglaterra, pero Escocia e Irlanda del Norte sí. Todo indica que el final de la aventura del Reino Unido en la UE será también el final del Reino Unido. En el tumulto del populismo europeo y la globalización, desaparece la Britannia de glorioso pasado como cabeza de un imperio y labor civilizadora solo superada por Roma y España.

En Escocia los problemas pueden multiplicarse rápidamente antes de que cristalicen los proyectos de la mayoría gobernante de salir del Reino Unido para no abandonar la Unión Europea. La complejidad jurídica, económica, administrativa y política es inmensa y nadie sabe realmente cómo va a producirse. En Edimburgo ahora se considera prioritario conocer los planes que adoptará Londres para dar los primeros pasos en su divorcio europeo. Que también tiene inmensas dificultades y que tampoco se ha hecho nunca. Aunque mucho gustaría a algunos que el proceso fuera lo más lento posible, lo cierto es que desde el otro lado, en la UE, sí hay voces que demandan diligencia en la salida. Y algunas de tanto peso como el presidente François Hollande y el presidente de la Comisión Jean Claude Juncker. Escocia puede volver así a celebrar pronto un referéndum sobre la independencia y en este caso con más posibilidades de ganarlo. Pero nadie se engaña sobre las inmensas dificultades y las profundas incertidumbres y peligros, especialmente con una economía que se espera mucho más débil por un deterioro que –se da por hecho– se agravará drásticamente como efecto directo del anuncio del Brexit.

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