ESCOCIA SE PLANTEA CELEBRAR OTRO REFERÉNDUM DE INDEPENDENCIA
Por HERMANN TERTSCHEnviado Especial a Edimburgo
ABC Sábado, 25.06.16
Todo indica que el final de la
aventura en la UE será también el final del Reino Unido
La reacción al Brexit
ha sido fulminante por parte del Gobierno de Escocia. Ya lo había advertido.
Aún estaba todo el Reino Unido bajo la estupefacción y el trauma con que
recibió en la mañana del viernes la noticia del voto favorable a la salida de
la UE, cuando la ministra principal del Ejecutivo escocés, la nacionalista
Nicola Sturgeon, anunciaba que Edimburgo reaccionaría con rotundidad a este
voto que arranca a Escocia contra su voluntad de la UE. Y que como ya había
anunciado esta reacción pasa con toda probabilidad por un referéndum para
decidir la secesión del Reino Unido y la permanencia en la Unión.
Sturgeon ya había
advertido que un Brexit liberaba a las fuerzas políticas escocesas de todo
compromiso con el resultado del referéndum de 2014 que decidió la permanencia
en el Reino Unido. Y que pondría en marcha este mecanismo así como un proceso
para sustituir la libra esterlina por el euro. Para Escocia, donde se produjo
el más alto margen favorable a la permanencia en la UE con el 68% frente a un
32% de partidarios del Brexit, comienza un proceso de profundas incertidumbres.
Contradicciones
internas
La sociedad británica
solo está partida en dos como indica el resultado del 51,9% frente al 48,1% si
se toma en su conjunto. Porque su división real es territorial y generacional.
Que el gran Londres es una región europea que poco tiene que ver con su entorno
es algo conocido. Pero nadie esperaba que la Inglaterra septentrional de gran
influencia del laborismo se uniera de tal forma al sur y a las tierras medias
en su rechazo a la UE. Así han quedado junto al Gran Londres, Escocia e Irlanda
del Norte como las partes del Reino Unido claramente contrarios a la suerte que
se ha impuesto por algo más de un millón de votos. El Gran Londres no puede
desgajarse de Inglaterra, pero Escocia e Irlanda del Norte sí. Todo indica que
el final de la aventura del Reino Unido en la UE será también el final del
Reino Unido. En el tumulto del populismo europeo y la globalización, desaparece
la Britannia de glorioso pasado como cabeza de un imperio y labor civilizadora
solo superada por Roma y España.
En Escocia los
problemas pueden multiplicarse rápidamente antes de que cristalicen los
proyectos de la mayoría gobernante de salir del Reino Unido para no abandonar
la Unión Europea. La complejidad jurídica, económica, administrativa y política
es inmensa y nadie sabe realmente cómo va a producirse. En Edimburgo ahora se
considera prioritario conocer los planes que adoptará Londres para dar los
primeros pasos en su divorcio europeo. Que también tiene inmensas dificultades
y que tampoco se ha hecho nunca. Aunque mucho gustaría a algunos que el proceso
fuera lo más lento posible, lo cierto es que desde el otro lado, en la UE, sí
hay voces que demandan diligencia en la salida. Y algunas de tanto peso como el
presidente François Hollande y el presidente de la Comisión Jean Claude
Juncker. Escocia puede volver así a celebrar pronto un referéndum sobre la
independencia y en este caso con más posibilidades de ganarlo. Pero nadie se
engaña sobre las inmensas dificultades y las profundas incertidumbres y
peligros, especialmente con una economía que se espera mucho más débil por un
deterioro que –se da por hecho– se agravará drásticamente como efecto directo
del anuncio del Brexit.
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