AUNQUE ARDA ESPAÑA
Por HERMANN TERTSCHABC Viernes, 23.09.16
Cuaje o no, lo cierto es que no hay hoy una opción real de
gobierno estable
Parece que Pedro Sánchez ya lo ha dicho en voz alta, que ya
ha decidido dar el paso y que pretende crear una mayoría de gobierno
alternativa a la del Partido Popular. Y enemiga del Partido Popular. Quiere
impedir nuevas elecciones. Pero ante todo presidir él un gobierno gracias a sus
85 diputados socialistas. Sánchez sabe muy bien que, como no dispone ni de los
votos populares ni de los de Ciudadanos, va a tener que recabar los de todas
las fuerzas de izquierda, extrema izquierda y separatismo que pueblan el
Congreso de los Diputados. Gran parte de ellas, Sánchez lo sabe, son enemigos
declarados del Estado y de la Constitución. Unos quieren derribar la monarquía
parlamentaria e imponer una tiranía socialista de tipo tercermundista. A la
cabeza de estos grupos está Podemos, financiado por regímenes extranjeros para
socavar la democracia española. Otros quieren además dinamitar la soberanía
nacional y la integridad territorial y crear diversos estados siniestros.
España es el único país de Europa que se permite la extravagancia suicida de
otorgar legalidad a partidos cuya razón de existir es la destrucción del Estado
democrático. Por eso tiene hoy, clara culpa de PP y PSOE, una amplia panoplia
de enemigos, alimentados y protegidos por el Estado que quieren destruir. La
extrema izquierda, cuajada de odio revanchista, avanza con la educación
socialista para la ignorancia, de universidades tóxicas y de medios de
comunicación obscenamente militantes. El centro del espectro político se ha
movido constantemente a la izquierda. La supuesta derecha actual, el PP, está a
la izquierda del centro de hace 35 años. Y en el PSOE se defienden posturas que
eran de partidos extremistas, a la izquierda del PCE de la Transición. La
defensa de la Constitución con todos sus artículos se ha quedado en la
ultraderecha. Y nadie se atreve a ejercerla.
Y ahí está Sánchez. Su tentación es muy lógica. Su discurso
no entiende otra prioridad que expulsar al Mal absoluto del templo y eso quiere
decir defenestrar al PP de Rajoy. Aunque arda España. Y en eso nadie en su
partido le llevó la contraria. Este hombre es un peligroso subproducto de la
peste política que con total impunidad, inmensa eficacia y nula resistencia
sembró Zapatero por España durante ocho años. Es el más desasistido y mediocre
líder que jamás ha tenido el PSOE. Pero ha demostrado ser correoso y duro. Hoy
cree poder ser el beneficiario de la polarización total, del desmoronamiento
del consenso en valores básicos y voluntad de convivencia habido desde la
Transición. Hay muchos culpables. Quien hace cinco años fue elegido para
revertir y combatir dicha peste ideológica ha ignorado sus peligros y ha
facilitado su expansión como si fuera un objetivo propio. El avance de la
hegemonía izquierdista y la erosión de todas las resistencias a la misma hacen
en este sentido de la legislatura de Rajoy la tercera de Zapatero. Todo unido
hace posible esa inaudita amenaza de que alguien tan irresponsable y ajeno a
los criterios europeos de gobierno como Sánchez pueda hacerse con el gobierno.
Los barones del socialismo, sus viejas glorias y quienes aún creen en un
socialismo democrático europeo pueden quedar impotentes ante el montaje de un
Frente Popular por Sánchez. Las terceras elecciones son el mal menor frente a
un gobierno Frankenstein que reuniría todo lo que repugnan y rechazan la Europa
democrática y la decencia. Pero, cuaje o no, lo cierto es que no hay hoy una
opción real de gobierno estable. Y puede no haberla después. Con los mismos
líderes estaremos a lo peor en la misma situación. Hasta que cualquier día se
nos caiga el Estado encima. Y entonces nos veremos en la calle. Y esta puede
arder.
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