LA REINONA Y EL AUTOBÚS
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes,
03.03.17
Estamos ante una peligrosa ofensiva contra las libertades en
España
EL magistrado de Instrucción número 42 de Madrid vio
indicios de delito por menosprecio. Y una voluntad de agresión y ofensa a un
colectivo. Seguro que hubo españoles alborozados al escucharlo. Por fin alguien
iba a intervenir para proteger de tanta agresión y ofensa gratuita a los
católicos. Porque para muchos resulta desde hace tiempo ya más que indignante
que haya dos comunidades en España a las que se ofende, agrede, insulta de
forma sistemática e impune como si fuera una necesidad que además las víctimas
debieran aceptar de buen grado. Los colectivos agredidos son los católicos en
toda España y los españoles constitucionalistas en Cataluña. Este mismo martes
constitucionalistas catalanes en Madrid habían exigido al Gobierno de la Nación
que actúe en Cataluña como es su deber y le dicta su juramento. Para defender
los derechos de los españoles que son pisoteados por instituciones tomadas por
los separatistas. A la misma hora, el gobierno y los separatistas ofrecían en
Barcelona unos gestos de complicidad que no prometían mucha contundencia en la
defensa de la ley. Pero volviendo a la otra vana ilusión. Seguro que hubo
españoles que pensaron que al fin alguien iba a pedir respeto para la religión
mayoritaria en España tras la insufrible ofensa a los católicos en el carnaval
de Las Palmas, apartado reinonas o DragQueens, la gratuita burla de Cristo, la
Virgen, las figuras y símbolos más sagrados del cristianismo. Pero no. Ni
hablar. Se equivocaban. Ni el magistrado del 42 ni nadie iba a actuar contra el
menosprecio y la ofensa a millones de creyentes. El juez perseguía algo muy
distinto. Dictaba la inmovilización de un autobús color butano por rótulos que,
según dice, ofenden a un colectivo transexual.
El hecho de que, desde hace dos días, la noticia más
comentada haya sido la persecución política, mediática y policial de ese
autobús podría hacer pensar que nuestro país no tiene problemas. Hay muchos.
Entre ellos no está el dilucidar si hay niñas con pene y niños con vulva. Ni
que los niños tengan pene y las niñas vulva, como afirma el bus. Y, sin
embargo, sí es ya un grave problema de España la diferente valoración, aceptación
y trato legal a una afirmación y a otra. Porque una vez más queda claro que la
existencia de dos varas de medir. La hay para todo, desde los delitos a los
chistes, a las palabras, gestos, conductas o gustos o ideas. Estas varas de
medir las blandea el mundo mediático español controlado por fuerzas
izquierdistas y separatistas, gracias a la acción incansable en este sentido
del actual gobierno. Una vara es la que con infinita comprensión y magnanimidad
entiende, asume y defiende todo lo que proceda de los sectores ideológicos de
la izquierda, incluidos sus comandos ideológicos especiales que son el
feminismo, la ideología de género, el ecorradicalismo, el animalismo y el
LGTBismo. La otra vara es la que con rigor e ira furiosa critica, ataca, castiga,
reprime y amonesta en los sectores de la sociedad opuestos a la izquierda. Unos
pueden decirlo y hacerlo todo. Los otros están en permanente sospecha. Las
mentiras históricas de unos son intocables y pretenden ser protegidas por ley.
Las verdades que dejan sus mentiras en evidencia son perseguidas. Gracias a
leyes que promulga la izquierda y mantienen quienes gobiernan gracias al voto
de la derecha estamos en un proceso de rápida criminalización de quienes entran
en colisión con ese rodillo políticocultural izquierdista y su eficaz arma del
movimiento LGTBI. Estamos ante una grave ofensiva contra las libertades en
España. Y sabemos quién las ataca. No sabemos quién las defiende.
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