EUROPA, CUESTIÓN CENTRAL
Por HERMANN
TERTSCH
ABC Lunes, 24.04.17
Bruselas reacciona con entusiasmo ante un futuro presidente
que aleja sus temidos fantasmas
Han sido los dos favoritos los que han superado la primera
vuelta y pugnarán el 7 de mayo en las urnas por ser el próximo presidente de la
República de Francia. Emmanuel Macron y Marine Le Pen dejan descolgados al
ultraizquierdista Mélenchon y al conservador François Fillon, ambos en torno al
19%. Luchan por tanto por la jefatura del Estado dos candidatos ajenos a los
grandes partidos nacionales presentes en la Asamblea Nacional. Macron no tiene
partido en absoluto. Se presentó como un francotirador después de salirse del
Gobierno socialista en el que fue ministro de Economía, Finanzas e Industria y
se ha beneficiado tanto del naufragio total del candidato socialista Benoît
Hamon como del revés de Fillon, arrollado por una catarata de escándalos. Le
Pen sufre en el parlamento de esa crisis total de representatividad del sistema
francés y con una fuerza electoral firme superior al 20% no tiene con dos
diputados ni el 0,5% de la Asamblea.
De cara a las próximas elecciones legislativas habrán de
producirse realineamientos que den a Macron, previsible presidente, una
mayoría. Habrá que ver cómo de sólida, estable y duradera. Porque lo cierto es
que Francia vuelve a la situación vieja en que el 7 de mayo va a ganar
previsiblemente un candidato solo por ser quien se enfrenta al Frente Nacional.
Y lo hará sin partido que imponga en la futura Asamblea Nacional unas reformas
duras e impopulares. Le Pen buscará movilizar todo el recelo contra la UE con
el mensaje de que Macron es un mero delegado más de diktat europeo y de la
prolongación de la agonía de la República de los pasados veinte años. El mundo
empresarial y financiero reacciona con alivio y la clase política del consenso
europeísta y Bruselas con entusiasmo ante un futuro presidente que aleja sus
temidos fantasmas. Aunque parte del voto de Fillon pueda alinearse al final con
Le Pen, es difícil imaginar que salvo un vuelco espectacular por algún
acontecimiento imprevisible, la candidata pueda imponerse. Será Macron quien
tenga que demostrar que estas elecciones no son otra rutina más en la peligrosa
parálisis de la segunda potencia europea.
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