HACIA LA DERECHA
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 02.11.18
En la CDU se pide, en la retirada de Merkel, un retorno a
valores conservadores
MUY nerviosos están los sesudos analistas y defensores de la
hegemonía socialdemócrata europea ante la retirada de Angela Merkel. Todos
sabían que algún día tendría que llegar, pero nadie quería añadir antes de
tiempo otro quebradero de cabeza, para el que nadie tenía ni planes ni remedio.
Ahora ya es inaplazable. Porque todo se puede torcer mucho para todos esos
gobernantes y aparatos de la Comisión Europea que desde hace décadas pretenden
que la Unión Europea sea un club socialdemócrata. Y que todos los países, voten
lo que voten sus electores, tienen que aplicar parecidas políticas
socialdemócratas. Y acatar las mismas directrices culturales y sociológicas
sesentaiochistas empapadas de neomarxismo con sus batallas ideológicas de
sometimiento, desde la ideología de género a la santificación de la
multiculturalidad y el globalismo.
Con el anuncio de Merkel de que, tras las dos catástrofes
electorales seguidas en solo quince días de octubre, renuncia a presentarse a
la reelección como presidenta de su partido la CDU, en principio solo renuncia
a la presidencia de la CDU y pretende seguir de canciller hasta el 2021. Pocos
creen que lo consiga. Así surge el debate que exige la sociedad alemana y que
Merkel ha ignorado. Por eso, por el desprecio socialdemócrata de las elites que
Merkel hizo suyo ha surgido un partido a la derecha de la CDU, la Alternativa
por Alemania (AfD) que cada día es más fuerte. Pese al acoso y el maltrato
abusivo de medios y demás partidos. La ciudadanía se aleja de esas elites
izquierdistas que representan fundamentalmente los medios y el mundo académico.
Un fenómeno que coge fuerza en Alemania como en otros muchos países europeos,
en EE.UU. o Brasil. El discurso izquierdista se agota por todo el mundo. Con la
batalla económica perdida, la izquierda solo sobrevivió en la hegemonía de su
masiva coacción cultural. Si se le da batalla y derrota, se hunde.
Ya hay tres candidatos a suceder a Merkel en la jefatura de
la CDU. La mujer, Annegret Kramp-Karrenbauer, ex jefa del gobierno del Sarre,
sería la sucesora deseada por la canciller. Dice «AKK» que «la CDU es el
centro». Otros dicen que no debe serlo. Porque a este paso acaba no siendo
nada. El Congreso será fascinante precisamente porque la elegida por Merkel
tendrá enfrente a dos candidatos que abogan por cambios profundos ideológicos.
Plantean un retorno a los valores de la política
conservadora que fueron pilares del partido antes de este largo viaje hacia la
socialdemocracia bajo Merkel. Y como combinación de esos valores con una
política que no rehuya el elemento nacional de batalla ideológica contra
globalismo, relativismo y todas las ofensivas culturales del izquierdismo. El
siglo XXI no exige inmigración en masa y multiculturalidad sino mayor cohesión
social y cultural y seguridad. Eso es lo que propone Jens Spahn, de tan solo 37
años y ministro de Sanidad del gobierno de Merkel. Su principal aliado
Alexander Dobrindt, exministro de Transporte de Merkel pide «una revolución
conservadora de los ciudadanos contra la revolución izquierdista de las
elites». El candidato favorito es Friedrich Merz, jefe del grupo parlamentario
purgado por Merkel en 2002, es menos contundente en sus expresiones pero
expresa un compromiso firme como liberal en lo económico y conservador en los
valores. Se perfila lentamente la pesadilla socialdemócrata que es un claro
giro de la CDU hacia un partido de la derecha. Inspirado en Sebastian Kurz,
canciller del gobierno de derecha hoy de más éxito y popularidad en Europa. Con
Victor Orban en Hungría, claro. Y con dos tercios del parlamento. Logrado en
elecciones. No como en España.
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