SIN VUELTA ATRÁS
Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 06.11.18
El PSOE se alinea con el Carnicero de Mondragón contra
Ortega Lara
EL domingo supimos que no hay vuelta atrás. Que no va a
haber un retorno a la constitucionalidad del PSOE. Que ya ha cruzado con Pedro
Sánchez la línea roja, nunca mejor dicho, de llevar el sectarismo del Frente
Popular al enfrentamiento total con las fuerzas leales a la Constitución. Lo ha
hecho de forma tan brutal que muchos ayer aún no daban crédito a lo visto y
oído. Porque el domingo, el Gobierno y el PSOE, que días antes había tomado abiertamente
partido por los golpistas presos frente a los jueces en Cataluña, tomaba
partido por los separatistas y asesinos frente a las víctimas en Navarra y País
Vasco. Si gana este Frente Popular una permanencia en el poder, tratará a todos
los constitucionalistas como los trataba la masa filoetarra en Alsasua o como
los tratan los CDR en Cataluña. Sánchez ha llevado al Gobierno español a
alinearse con Arnaldo Otegui, el Carnicero de Mondragón y otros etarras
asesinos contra José Antonio Ortega Lara, Fernando Savater y otras víctimas.
Con los golpistas y terroristas contra los constitucionalistas y víctimas. La
imagen es tan demoledora como real.
No mintió Pablo Iglesias ayer. No se precipiten. Acotemos la
afirmación. No mintió cuando en su ya habitual gran comparecencia diaria en
ronda permanente por su cortijo mediático, esta vez en RNE, dijo a sus
entregados periodistas que «no nos estamos jugando sólo la aprobación de los
Presupuestos, sino la dirección histórica de España». Así es. En cuanto dice una
verdad, estamos de acuerdo. Es una verdad poderosa. Nos jugamos la dirección
que marcará el destino de al menos varias generaciones del futuro de España. Y
nos la jugamos de una forma radical y trascendente, como nunca desde años antes
de la Guerra Civil. Si en la guerra luchaban dos opciones dictatoriales
enfrentadas y al morir Franco todos querían democracia, ahora España se debate
entre la defensa de unas libertades conocidas en un sistema tan defectuoso como
mejorable y la enésima oferta de paraíso colectivista de un Frente Popular
cuyos visos autoritarios y vocación totalitaria son evidentes.
Parcialmente destruidos ya por el revanchismo los cimientos
de la Transición, se ha consumado esa ruptura del PSOE con la Constitución.
Como antaño. Ni los peores exabruptos revanchistas de Iglesias, ni la grosera
retórica miliciana de Sánchez y sus ninfas contra «las derechas» dejan tan
clara esa ruptura como el mensaje en Twitter del portavoz socialista en el
Senado, Ander Gil, que entrará en los anales de la infamia. «Y fueron a agitar
el odio a Alsasua los que nunca tuvieron que mirar por la mañana debajo del
coche, los que nunca despidieron a un compañero en un funeral...». Este mensaje
no iba dirigido a las hordas filoetarras que intentaban agredir a la
concentración y a los seguidores de Ciudadanos y Vox. Sino a los agredidos, a
Ortega Lara –532 días cautivo de ETA–, a Fernando Savater y las víctimas. El
Gobierno del PSOE tacha de provocación un acto en homenaje y defensa de la
Guardia Civil porque no quiere que los españoles vayan a defender a otros
españoles a esas regiones españolas que pretende entregar definitivamente al
golpismo y al separatismo a cambio del poder en Madrid. El homenaje en Alsasua
ha sido un éxito para la Fundación España Ciudadana y para todos los que
participaron. Porque ha abierto los ojos a toda España sobre qué es hoy el PSOE
y dónde está. Y ha expuesto la absoluta necesidad de unidad de acción
constitucional para impedir un Frente Popular que acabe no solo con 40 años de
democracia más o menos imperfecta, sino con la Constitución, la Monarquía, la
unidad de la Nación y largos ochenta años de paz.
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