MÚSCULO MORAL
Por HERMANN TERTSCHABC Sábado, 17.01.15
El arma contra la yihad ha de ser el amor a todo lo nuestro
que tanto odian: la libertad y la verdad
Acaban de
ser enterradas las últimas víctimas hasta el momento de una guerra que será
larga y sangrienta, y cuesta trabajo hacer entender que nuestro principal
problema hoy no es la pertinencia de una ley antilibelo. Que la amenaza no
radica en la libertad de expresión ni la islamofobia. Nuestro problema es que
un ejército no convencional, incuantificable pero poderosísimo, nos quiere
destruir. Y está desplegado por todo el mundo, incluidas nuestras ciudades y
pueblos. Nos quiere matar para generar un pánico y un caos que lleven al
colapso de nuestra forma de vida. Esta que, gracias a la libertad y la
información, nos ha llevado a cotas de bienestar y desarrollo jamás habidas.
Pero en esta desigual
guerra ellos tienen un ejército brutalmente cohesionado, siempre dispuesto a
dar la vida. Nosotros somos sociedades dispersas, con gentes no conscientes del
peligro, muchas no dispuestas al sacrificio, confusas al identificar al
enemigo, indolentes y tolerantes frente al odio. Las sociedades europeas, la
española quizás la que más, han debilitado, cuando no destruido, su épica
nacional, su conciencia histórica y su autoestima.
El desprestigio de lo propio ha sido implacable entre
población europea e inmigrante por igual. Ahora, nuestra arma ha de ser el amor
a todo lo nuestro que tanto odian. La libertad y la verdad, lo primero. Habrá
de verse si la sociedad libre se logra concienciar, recupera músculo moral y
toma conciencia de lo mucho que está en juego. Sin equivocarse de actitud, de
problema ni enemigo.
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