TSIPRAS ELIGE A COMUNISTAS DE LA VIEJA ESCUELA PARA PLANTAR CARA A EUROPA
Por HERMANN TERTSCHEnviado Especial a Atenas
ABC Miércoles, 28.01.15
El líder de Griegos Independientes, Panos Kamenos, conocido
por su antieuropeísmo y su discurso xenófobo, se hará cargo de Defensa
Amargos recuerdos En Alemania se recuerda a Panos Kamenos tachando al derrotado Gobierno de
Samarás de colaboracionista con los nazis alemanes
Torpedo en la línea de flotación Cualquier concesión a Atenas sería un torpedo en la línea de flotación de las reformas en esos países que ya han realizado los esfuerzos impuestos por Bruselas
El gobierno de
Syriza, con su líder Alexis Tsipras como primer ministro, ya esta listo. Un
equipo de antiguos miembros del partido comunista y técnicos izquierdistas
forman el primer gabinete de extrema izquierda en un país democrático europeo.
Todo él formado con el principal objetivo de acabar con los acuerdos suscritos
y asumidos en su día por Grecia con la Unión Europea y el Fondo Monetario
Internacional para salir de su crisis de deuda. Se trata claramente de un
equipo de batalla contra la austeridad, la privatización, las reformas
impuestas por la troika, el pago de la deuda y contra todos los que, dentro y
sobre todo fuera del país, exijan disciplina y cumplimiento de los acuerdos
suscritos por Grecia bajo anterior gobierno. Con solo diez ministros, ocho
menos que el gabinete saliente de Andonis Samarás, el presidente del Gobierno
ha concentrado en cuatro ministerios todo el núcleo del poder.
Kamenos y varios miembros de su equipo en el Ministerio de
Defensa juran sobre la Biblia sus nuevos cargos
El hombre fuerte
El socio de
coalición, el partido de la derecha nacionalista y antieuropea de «Griegos
Independientes» (ANEL) se hace cargo del Ministerio de Defensa, en la figura de
su jefe y responsable del pacto, Panos Kamenos. Pero el puesto clave en este
orden de batalla contra el exterior lo ocupa el economista procedente del
partido comunista Yanis Dragasakis que se convierte en el hombre fuerte del
gobierno como vicepresidente económico del gobierno y coordinador de todos los
ministerios económicos. Él será el encargado de dirigir el equipo negociador
con la troika (UE, BCE y FMI) que representa a los acreedores. Y que impusieron
las reformas y medidas de ahorro que con carácter inmediato ha prometido dejar
de cumplir el primer ministro Tsipras. Sus primeras palabras después de la gran
victoria que se quedó a dos escaños de la mayoría absoluta fueron para declarar
que «la troika había muerto». Una afirmación que la realidad se encarga de
desmentir en cuanto se siente a negociar Grecia con su interlocutor. El
Ministerio de Finanzas será para Yanis Varufakis, un economista izquierdista
greco-australiano conocido por sus teorías económicas en universidades
anglosajonas. Un radical adversario de los acuerdos del anterior gobierno con
la troika que llegó a calificar como la versión fiscal de la práctica de la
tortura.
En todo caso, desde
la reunión del Eurogrupo del lunes
como de las principales capitales europeas al nuevo Gobierno de Atenas solo le
llega un recordatorio y un consejo. Que Grecia ha firmado unos acuerdos que ha
de cumplir si quiere cualquier tipo de financiación que le es imprescindible
para no volver a encontrarse en una situación de impago y colapso bancario. Que
se avenga a aceptar la buena fe que todos los acreedores quieren mostrar al
nuevo Gobierno y que puede llevar a alguna prolongación de plazos, siempre
medidas menores. Pero que no se equivoque y caiga en la tentación de creerse
los propios mensajes ilusorios de su campaña electoral. Porque claramente se
señala que nadie esta dispuesto a aceptar un chantaje griego. Y que las razones
no están siquiera en el dinero sino claramente en la política. Cesiones a un
chantaje como el que el nuevo gobierno pretende llevar a Bruselas generaría
inmensas tensiones políticas en el norte de Europa y en especial en Alemania.
Un mal ejemplo
Pero más grave aún si
cabe sería el efecto nefasto del mensaje sobre otros países del sur que, como
Grecia por otra parte, hacen avances y algunos con mucho éxito, por la vía
acordada de las formas estructurales. Cesiones a Grecia serían un torpedo en la
línea de flotación de las reformas en esos países, cuyas sociedades se verían
incentivadas a exigir quitas de deuda y fin de los esfuerzos y del rigor
presupuestario. De ahí la inmensa dificultad con que se encontrará Tsipras para
conseguir las concesiones que ha prometido a los suyos arrancar a los
acreedores. Han sido ya declaradas innegociables por los principales
protagonistas europeos porque serían un regalo inmenso a opciones políticas
extremistas, de ultraderecha en el norte y de ultraizquierda en el sur. Y generarían
una tensión posiblemente insoportable en el seno de la UE. Como señalaron
fuentes del Eurogrupo, Tsipras tiene que entender y hacer entender a los suyos
que sus votantes han elegido a un nuevo gobierno y no a un nuevo país, que
sigue siendo el mismo que tiene los deberes y compromisos que tiene en el seno
de una comunidad de derecho como es la UE. Cualquier concesión a la violacion
de los deberes por vía del chantaje o la unilateralidad supondría un golpe
mortal a la vigencia de las leyes y tratados en los que se basa toda la
existencia de la UE. En las capitales europeas están dispuestos a todos los
esfuerzos necesarios por hacer entender esto al nuevo gobierno griego.
La alianza con el
partido ANEL, una escisión derechista de Nueva Democracia que destacó en los
pasados dos años por su agresividad antieuropea, homófobo, xenófoba,
ultraclerical y antisemita, no ha sido por supuesto interrogada como un signo
esperanzador. En Alemania se recuerda al nuevo ministro de defensa, Kamenos,
tachando al gobierno de Samarás de «Quisling» como colaboracionista con los
nazis alemanes. Y llego a advertir que «los alemanes acostumbran a matar a sus
colaboracionistas cuando se retiran» en alusión a la Segunda Guerra Mundial.
El partido de Tsipras
también ha utilizado con mucha frecuencia esas alusiones al nazismo y a
comparar a Merkel con Hitler. A nadie le pasó inadvertido que lo primero que
hizo Tsipras tras jurar el cargo fue ir a honrar a los partisanos muertos por
los ocupantes alemanes. No hay de momento ninguna intención de cambiar a gestos
mas conciliadores con la parte con la que hay que acordar cualquier acuerdo.
Varias personas leen las portadas de los periódicos ayer en un kiosco de Atenas
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