The Unending Gift

viernes, junio 05, 2015

ESCUPIR A LA VERDAD

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  Viernes, 05.06.15

 La debilidad y la irresponsabilidad del torpe remake del Atila de León que es Sánchez, lo convertirá en masivo poder municipal Iglesias


«NO estoy vinculada a Podemos ni a ningún partido», dice Manuela Carmena. Y seguro que se lo dijo al entrevistador con la tranquilidad de espíritu que tienen aquellos que proclaman una verdad inapelable. ¡Ay, los comunistas, qué tranquilidad tienen siempre para escupir a la verdad! Por obvia que ésta sea. Por clara y abierta que se manifieste. La señora Carmena sabe que nosotros sabemos que va a gobernar gracias a Podemos, captada ella por Podemos como cabeza de una lista organizada por Podemos. Sabe que sabemos también que va a gobernar pese a no ganar las elecciones –ni mucho menos– sino después de quedar en un mediocre segundo puesto a 44.000 votos de la lista más votada, encabezada por Aguirre, que se quedó a muchísimo menos, a poco más de 7.000 votos, de la posibilidad de una mayoría propia que habría dejado a Podemos sin ni siquiera remota opción a la Alcaldía. Todos sabemos que va a gobernar Carmena gracias al éxito de su lista de Podemos y a los votos del PSOE. Esto será así porque ha cambiado de opinión el jefe del Partido Socialista, Pedro Sánchez, que se pasó toda la campaña electoral advirtiendo con razón contra el peligro de «Venezuela», del «populismo caraqueño», de «los comunistas», «los totalitarios» con los que él y su partido jamás harían alianzas. Daba gusto ver al joven Sánchez decir verdades como puños sobre la ultraizquierda española liderada por colaboradores del régimen venezolano, uno de los más corruptos del mundo, que anda lavando dinero manchado de cocaína y de sangre de la represión por todo el planeta.
Ha cambiado Sánchez de opinión porque si cumpliera su palabra de no pactar con comunistas que son, como él decía, una amenaza para la libertad y la prosperidad de España, se vería muy bien cuál ha sido realmente el resultado que ha cosechado él. Y quedaría en evidencia que ha sacado el peor resultado jamás logrado por su partido. Empeorarlo ya resulta casi imposible sin convertir directamente al PSOE en un partido marginal como ya es su partido hermano el Pasok. Para esconder este fracaso cuya consecuencia lógica debería ser el cuestionamiento de su liderazgo ante las primarias, el joven Sánchez se ha echado en los brazos de Pablo Iglesias, que es el que manda sobre los pactos de las listas y sobre Carmena. Iglesias manda. Sobre Carmena y sobre el Ayuntamiento de Madrid si se constituye como está previsto con ella como alcaldesa. Y si ella dice otra cosa, incluso alguna tan ridícula y obscena como que ella no tiene ningún vínculo con Podemos, habría que preguntarle qué es lo que gana mintiendo como una bellaca a una ciudadanía que al fin y al cabo ya no podrá enmendar el inmenso engaño. Porque lo cierto es que a Podemos le han salido muy bien las candidaturas de las ciudades. Las ganas de cambio por el hastío profundo que genera ya el PP, por la arrogancia e indolencia de Mariano Rajoy, por la soberbia y los continuos errores de Esperanza Aguirre, se han unido a una campaña grotesca de un Carmona abandonado por los suyos, y han obsequiado así a Carmena y Podemos con un buen resultado. Y la debilidad y la irresponsabilidad del torpe remake del Atila de León que es Sánchez, lo convertirá en masivo poder municipal Iglesias, no otro. Y Carmena, encima de darnos miedo con planes insensatos que hundirán Madrid, nos insulta con falsedades tan torpes. Esa detestable satisfacción por la mentira ya gratuita me recuerda a Walter Ulbricht, aquel brutal caudillo comunista alemán que, en el verano de 1961, dejaba muy claro que «nadie tiene ninguna intención de construir un muro aquí… en Berlín».

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