EL GOLPE REAL COMIENZA AHORA
Por HERMANN TERTSCHABC Domingo, 17.07.16
Erdogan utilizará este «regalo de Alá» para aplastar a lo
que le queda de oposición. La venganza se anuncia brutal
Poco creíble Quienes conocen el poder de ese ejército colosal
no pueden creerse que este golpe fuera en serio
Megalomanía Para herir la
imagen de Erdogan habría sido eficaz un ataque al inmenso palacio presidencial
Unos pocos aviones,
unos cuantos helicópteros y tampoco muchos tanques, de estos solo uno en el
aeropuerto de Estambul que fue liberado por un grupo de policías y de empleados
desarmados. Un ataque al Parlamento que solo produce buenas imágenes de daños
de la agresión simbólica pero inútil. Cuando para herir la imagen del
presidente Recep Tayyip Erdogan habría sido tan eficaz un ataque al inmenso
palacio presidencial, máxima expresión de su megalomanía y deriva despótica de
estos pasados años.
EFE
Partidarios de Erdogan se
manifiestan contra el golpe, ayer junto a un hospital turco en Sidón (Líbano)
La televisión estatal
pudo ser liberada sin combate por pocos policías y sus empleados desarmados. Y
otras televisiones no fueron ocupadas, en contra del manual del buen golpista.
Las que eran necesarias para que se difundiera el mensaje épico del presidente
llamando a inundar las calles en defensa de la democracia y de su presidente.
Erdogan pudo hablar a través del móvil como un perseguido. Pero con
televisiones prestas a difundir el mensaje del estadista lleno de resolución y
tranquilidad que disparó la admiración por el líder.
Y el pueblo salió.
Todos unidos, partidarios y críticos de Erdogan contra el golpe, con el
presidente. Contra unos golpistas que decretaron pero no impusieron la Ley
Marcial. No se vio ninguna de las unidades especiales de ese grandísimo ejército.
Todo eran reclutas de 18/20 años, campesinos de la Anatolia profunda, muchos
sin órdenes, aterrados en cuanto se les acercaba un grupo de civiles.
Con estudios en
EE.UU.
Quienes conocen el
poder de ese ejército colosal, dirigido por grandes profesionales militares, la
mayoría con estudios en Estados Unidos, no pueden creerse que este golpe fuera
en serio. No pueden creer que tuviera intención de vencer. Hay excesiva
discrepancia entre medios disponibles y medios utilizados. Desde luego no
habría salido mejor de haberlo organizado Erdogan.
Para superar la
fuerte oposición a recientes decisiones suyas y considerables reveses como el
malestar por su planeada concesión de la nacionalidad a los refugiados sirios,
sus cambios de alianzas y fracasos estratégicos, la inseguridad ante el
terrorismo de Daesh y la guerra con los kurdos. Pero ante todo para superar las
resistencias que le impiden coronarse como, muy por encima del que fuera padre
de la patria Kemal Atatürk, una nueva especie de Gran Sultán, padre del Estado
y del Islam. Tiene que ser el padre incuestionable del islam en Turquía.
Destruir a Gulen
Para eso necesita
destruir a su gran rival en el mundo religioso suní en Turquía que es su
antiguo amigo y hoy mayor enemigo, el clérigo e intelectual Fetula Gulen,
exiliado en Estados Unidos y a quien Erdogan culpa directamente del golpe.
Este, mucho más docto, espiritual y sofisticado que Erdogan, cuenta en su
movimiento de masas Hizrem, de gentes más preparadas que los seguidores del
presidente y presentes en todas las profesiones urbanas y en la administración.
Recep Tayyip Erdogan
necesita aplastar a este movimiento que ha participado con éxito en toda la
resistencia de la sociedad turca a Erdogan. Este dijo ayer que el golpe «lo
había enviado Alá». Todo indica que utilizará este «regalo de Alá» para
aplastar a lo que queda de oposición política y resistencia civil. La venganza
se anuncia brutal. A las miles de detenciones de militares ya se une el
despido, solo horas después de sofocado el golpe, de 2.745 jueces.
El presidente ha
sentenciado que los seguidores de Gulen pagarán el precio más alto. Pronto
estará en marcha una revisión constitucional y la reintroducción de la pena de
muerte. El islamismo de Erdogan fue tachado de moderado porque sus tiempos eran
suaves.
Con este golpe, lo diera quien lo diera, se precipitan
drásticamente esos tiempos. Mueren las esperanzas de un Estado de Derecho en
Turquía. Y del aparente triunfo de la democracia nace un dictador por la gracia
de Alá. Al que ayer recibían sus seguidores en Estambul al grito de «Dinos que
matemos, dinos que muramos, Alahu Akbar». (Dios es grande).
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