ESCOCIA LUCHARÁ POR PERMANECER EN LA UE AL MARGEN DE GRAN BRETAÑA
Por HERMANN TERTSCHEnviado Especial a Edimburgo
ABC Domingo, 26.06.16
La ministra principal, Nicola Sturgeon, quiere acelerar los
preparativos para la consulta independentista y contar con los tories y los
laboristas escoceses
«El gabinete ha
decidido que abriremos de inmediato conversaciones con instituciones de la
Unión Europea y otros países miembros de la UE para estudiar todas las
posibilidades y proteger el sitio de Escocia dentro de la Unión». Esta frase de
la declaración oficial del Gobierno escocés, expuesta ante la prensa por su
jefa, la ministra principal Nicola Sturgeon, dejaba claro en la mañana de ayer
que la Escocia oficial está decidida a no perder tiempo. Sturgeon, que ya había
repetido una y otra vez en la campaña que Escocia no aceptaría ser obligada a
abandonar la Unión Europea en contra de su voluntad, manifestaba ayer ante la
sede de su gobierno que ya han comenzado a dar pasos para intentar impedir que
el Brexit arrastre a Escocia fuera de la UE. Para ello desde ayer mismo el
gobierno del Partido Nacional Escocés (SNP) ya tiene sobre la mesa los estudios
preliminares para la convocatoria de otro referéndum sobre la independencia de
Escocia del Reino Unido. Según explicó ayer el Gobierno escocés, la radical
ruptura de las condiciones previas que ha provocado la victoria del Brexit
genera unas circunstancias que liberan a Escocia de todo compromiso con el
resultado de la consulta de 2014 que ganó por muy poco la permanencia en el
Reino Unido. Edimburgo se pone en marcha para intentar desvincularse del
resultado del referéndum del jueves.
Los nacionalistas
escoceses gobiernan con unas condiciones económicas severas y ya sin aquellos
regalos de la naturaleza del petróleo del mar del norte a precio de oro.
Perdieron aquello y también su mayoría absoluta en las pasadas elecciones,
tienen problemas sociales y estructurales muy considerables y un nuevo
referéndum era una de sus más remotas prioridades que ya no servía ni para
irritar a sus rivales. Pero, de repente, el resultado de un referéndum ha
puesto a la cabeza de la agenda de nuevo esta consulta para romper el Reino
Unido. Tras el triunfo del Brexit, en Edimburgo se da como seguro un fuerte y
muy rápido impacto en la economía escocesa. Nadie se atreve a vaticinar cual
será el clima social en la propia Escocia o en general en el Reino Unido dentro
de seis meses. Sturgeon no prometió de inmediato el referéndum porque quiere
que todos los pasos que se den a partir de ahora en una situación de máxima
emergencia sean conjuntos con los demás partidos. Y tanto el Partido
Conservador, el segundo más votado después del SNP, como el laborista, que es
el tercero, se han manifestado en contra de un nuevo referéndum.
Con permiso de
Londres
Escocia no tiene
impedimentos constitucionales para la realización de la consulta, siempre que
reciba una autorización de Westminster, como fue el caso en 2014, pero todos
son conscientes del alto riesgo de la operación sin un amplio consenso. En las
actuales circunstancias y con un probable rápido deterioro de la situación
económica y social, toda división interna conlleva un alto y muy grave peligro
de conflicto civil. Mucho más cuando se trata de romper un estado de la
trayectoria y entidad histórica como es el Reino Unido de la Gran Bretaña. Más
allá del deseo mayoritario –que no general– de permanecer en la UE, en el seno
de la sociedad escocesa también están muy lejos de unanimidades. Las
circunstancias de estos dos procesos de separación que se producirían
simultáneamente tienen un potencia de desestabilización y conflicto que nadie
debiera infravalorar. Es este un peligro que
observadores también vaticinan para el Ulster, la otra región que votó, con
Escocia y Londres, mayoritariamente a favor de la UE.
El pasado jueves,
frente al resultado del Reino Unido del 52% a 48% en favor del «Leave», Escocia
votó por un 62 % frente a un 38% por la permanencia. La jefa de Gobierno
anunció que para poder afrontar con eficacia la labor encomendada de garantizar
para el futuro la permanencia en la UE, su gabinete comenzará de inmediato con
la elaboración de un paquete legislativo para tener el marco dispuesto. «Cuando
el artículo 50 se aplique dentro de tres meses (para la desconexión del Reino
Unido de la UE), el Reino Unido estará en un camino de dos años hacia la puerta
de salida». Para entonces, el Gobierno escocés quiere tener todos los
instrumentos legales para evitar que Escocia tenga que abandonar la UE con el
resto del Reino Unido, según dio a entender Sturgeon. La tarea que afronta
ahora este gobierno es perfectamente ciclópea en el terreno jurídico y
político. Es nada menos que intentar quedarse en un club en el que se entró
siendo otro, que, a su vez, se ha despedido de mala manera. Sin duda habrá
muchos cuestiones que serán imposibles de resolver en estos dos años. Solo hay
que pensar en la anunciada intención de cambiar la libra esterlina por el euro
en esas circunstancias.
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