ELECCIONES HOY O ELECCIONES MAÑANA
Por HERMANN TERTSCHABC Viernes, 08.07.16
Si Mariano Rajoy no logra encajonar al PSOE lo suficiente,
España va a unas nuevas elecciones en noviembre
NO deja de oírse en
esta España prevacacional que no va a haber una terceras elecciones seguidas
porque «los españoles no las tolerarían». Que por esa simple razón no puede
haberlas y no las habrá. Me temo que quienes creen eso infravaloran las
tragaderas de la sociedad española. Los españoles han tolerado y tolerarán
prácticamente todo. E igual que han tolerado que se prohíba escolarizar en
lengua española a los niños de casi media España y que los asesinos de guardias
civiles y sus cómplices den lecciones de moralidad y ética política dentro y
fuera del Parlamento español, tolerarán la próxima convocatoria de las terceras
elecciones generales en un año. Y las que hagan falta. ¿Cómo y para qué iban
además a impedirlas? Nadie va a alterar el curso de las cosas, y si Mariano
Rajoy no logra encajonar al PSOE lo suficiente en sus angustias como para que
parte o todo el grupo socialista se abstenga, España va a unas nuevas
elecciones en noviembre.
El entusiasmo en
Génova por el resultado obtenido el 26-J hacía presuponer ya desde la noche
electoral que volveríamos a las actitudes más temidas del PP y su líder. El
resultado supo a gran victoria a quienes horas antes se veían en la oposición a
un gobierno del Frente Popular con Pablo Iglesias de caudillo. Por desgracia,
los aprendices de brujo que han alimentado a las fuerzas totalitarias para
presentarse como la única alternativa al caos se ven confirmados en su osadía y
desbordante autoestima. Consideran que con haber evitado el Frente Popular, que
la encuesta de las 20.00 horas daba por hecho, han ganado su apuesta y ahora los
socialistas han de darles la razón… y el gobierno. Con sus condiciones y sobre
todo, con Mariano Rajoy a la cabeza. Porque el PSOE sería visto como único
culpable de unas terceras elecciones en las que, además, se cumplirían los
augurios que anuncian que, hartos de votar, los españoles votarían en masa a
Rajoy. Para darle así una mayoría absoluta con la que él pueda, no ya salir a
besar a Viri en un andamio, sino dejarse celebrar en una carroza por la
Castellana. Estas cosas tienen gracia y algunos se las creen. En el PSOE
también hay mucho intoxicado por el resultado. Como no ha sido superado por
Podemos algunos tienden a creer que el PSOE está hasta vivo. Por lo que lo
creen capaz de sumar votos de todo rincón y sumidero hasta una mayoría para la
investidura de ese hombre, Pedro Sánchez, que solo ha conseguido batir sus
propias marcas de fracaso en los subsuelos electorales.
Lo cierto es que con
una somera ojeada a las exigencias ineludibles que dictará la agenda económica
inmediata –sin contar con un probable empeoramiento de toda la situación
europea– la hipotética legislatura de un hipotético gobierno de Rajoy gracias a
Ciudadanos y una abstención del PSOE acabará pronto en un incendio social de
movilizaciones. Conflicto general que volvería a situar al movimiento
neocomunista de Podemos y las fuerzas separatistas en posiciones desde las que
poder desestabilizar el sistema. Y acometer el asalto al poder en un nuevo
embate mucho más consistente, esta vez acompañado por esa violencia en la calle
que algunos de sus dirigentes echaron expresamente de menos en esta pasada fase
electoral. O elecciones, por tanto, en cuatro meses, o gobierno y elecciones en
año, año y medio. ¿Se podría haber evitado este callejón terrorífico sin
salida? Muy probablemente sí. Si hubiera habido coraje para relevar a quienes
no tuvieron la generosidad de hacerse a un lado por iniciativa propia. La falta
de valor personal y el coraje cívico, una vez más esa permanente tragedia
española.
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