SOBRE LA MENTIRA RADICAL
Por HERMANN TERTSCHABC Viernes, 13.01.17
Trump ha elegido a individuos libres, no hay ni un adulador,
ni un pelele ni un amiguito del alma
FUE ayer en un programa matinal de esos que, cuando no te
está dando lecciones de democracia algún jefecillo de Podemos que cobra de una
o dos dictaduras, te piden dinero para que delincuentes muy sensibles puedan
hacer magia perversa con sus hijas enfermas. Es decir, en uno de esos programas
en los que la sentimentalidad se sirve en cubos y cruda para entontecer y
encanallar a la sociedad española. Tuvieron la mala idea de conectar con
Roberto Centeno, doctor ingeniero de Minas por la Universidad Politécnica de
Madrid, doctor en Ciencias Económicas y catedrático de Economía de la Escuela
de Ingenieros de Minas de la UPM. El profesor Centeno es un hombre de grandes
conocimientos. Pero tiene un defecto que en este país pesa: le irritan hasta el
paroxismo la tontería y la ignorancia. Tiene un pésimo humor y nula paciencia
para quienes combinan ambas. A nadie extrañará que en la televisión se pase la
mayor parte del tiempo hecho un basilisco. Parece que ahora es el representante
de Donald Trump en España, signifique eso lo que signifique. Como suele
insistir en que lo blanco es blanco, se le tacha de ultraderechista. Como a
cualquier hombre libre. Ayer estalló cuando escuchó a una periodista lo
siguiente, cito de memoria: «Los nombramientos de Trump son infumables porque
ninguno tiene ninguna experiencia en nada y su único mérito es ser amigos
suyos». Nadie en el plató la contradijo, nadie objetó nada. Salvo Centeno, que
estaba en conexión desde fuera. La frase es magnífica como paradigma de muchas
que circulan hasta convertirse en mantra de la tribu periodística. Porque nada
en ella es cierto. Los nombramientos de Trump brillan todos ante el Congreso y
reciben hasta apoyos ajenos. Ninguno de los principales cargos será ocupado por
ningún amigo personal de Trump. Todos son unos triunfadores y los mejores en
aquello que hacen. Pleno total. Todo en esa frase de la periodista es
incontestablemente falso. ¿Que qué pasó? No hubo infarto. Pero casi. A Centeno
le dio un alipori, intenso ataque de vergüenza ajena y rabia que genera
peligros vasculares, ante el desprecio que es una frase tan radicalmente
incierta. The opposite is
true. Lo cierto es lo contrario. En el plató todos tacharon a Centeno de
intolerante, semisalvaje o «fascista», como dijo el director de una hojilla de
extrema izquierda. Hasta «Trump» le llamaron. Hace falta ser desalmado.
Trump, el de verdad, es un personaje difícil, impredecible
en ciertas cosas y nada pulido. Para compensarlo, tiene una autenticidad de la
que carece por completo la parejita del pringue merengue. Que se despidió con
lagrimitas en Chicago después de una presidencia lamentable y un traspaso de
poderes que, en su deslealtad institucional y mala fe, raya en la traición. El
equipo que Trump ha logrado componer equivale al que tendría un jefe de
Gobierno español que pudiera llevarse a su gabinete a Pablo Isla y otros quince
como él en todos los campos. Es decir, un imposible metafísico en Europa y
hasta ahora también en EE.UU. Ya veremos cómo lo hacen. Él y su Gobierno. Claro
está que Trump ha cogido a individuos libres que nada le deben, mejores que él,
que le dirán la verdad y jamás comprometerán su prestigio personal en ninguna
locura. No hay ni un adulador, ni un pelele ni un amiguito del alma. Como aquí.
¿Verdad? Muchos se espantan porque Trump no se deja intimidar por quienes no
paran de mentir para dañarle. E inventan situaciones para intentar evitar lo
inevitable. Si a Trump se le fuera la cabeza, su equipo de gobierno y su
partido ayudarán en el impeachment. Si no, puede que todos juntos hagan
historia de la muy grande.
0 comment(s):
Post a comment
<< Home