HABRÁ MÁS SANGRE
Por HERMANN
TERTSCH
ABC Sábado, 22.07.17
Que nadie excluya que se impongan en la oposición los que
defienden el pacto y la desmovilización
Es probable que la suerte de Nicolás Maduro esté echada
porque ni la dictadura de Raúl Castro, su patrón parasitario, quiera mantener a
quien ha creado una situación prebélica insostenible. Es probable que los
enfrentamientos entre la población venezolana más movilizada, especialmente su
juventud, y las fuerzas del régimen, las regulares y el lumpen armado, lleven a
una escalada en la que parte del Ejército diga finalmente ¡Basta! Y Maduro y
los máximos delincuentes del régimen, civiles y militares, reciban asilo
político en Rusia, en China, en la propia Cuba u otro siniestro rincón del
globo. Pero nadie excluya que se impongan en la oposición los que pretenden una
desmovilización y una «transición pactada con el chavismo» que es para lo que
trabaja Rodríguez Zapatero y otros aliados y agentes del régimen. Con la oferta
de suspender la elección a la Asamblea Constituyente el día 30, y la oferta de
elecciones, Maduro cumpliría su mandato en 2018, se dividiría el frente contra
el régimen y este tendría una oportunidad de recuperar el control.
La otra opción es que el régimen se vea aún capaz de quebrar
la movilización e imponga el terror y el cierre total de la jaula con la
Constituyente y una dictadura de tipo cubana. Alberto Franceschi, líder
político rupturista exiliado en Miami, que apuesta por la solución militar,
cree que tarde o temprano parte de las fuerzas armadas se levantará contra
Maduro. Pero teme que la oposición caiga antes en la trampa del pactismo que
acabe dando de nuevo todas las cartas al chavismo. Franceschi intervino en el
simposio «El consenso político degenera el lenguaje», organizado por Antonio
García Trevijano con filósofos, lingüistas y economistas de España y
Latinoamérica en Santo Domingo de la Calzada. Franceschi presentó a Venezuela
como ejemplo del consenso tóxico que mantuvo al régimen desde el año 2000 sin
oposición real y aun hoy podría garantizarle la continuidad. Veremos si los
venezolanos decididos al cambio real logran imponerlo. De momento, lo único
seguro es que morirán más venezolanos antes de que acabe la pesadilla.
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