The Unending Gift

domingo, julio 30, 2017

LOS MIL PALMEROS DE MERKEL

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Viernes, 21.07.17

Un estudio revela la sumisión mediática a su política de refugiados

RECORDARÁN que en la Nochevieja de 2015 y las primeras horas del año 2016 se produjeron en Alemania las mayores agresiones sexuales colectivas habidas en Europa desde las violaciones masivas de mujeres alemanas por soldados del Ejército Rojo. Especialmente en Colonia, pero también en muchas otras ciudades alemanas, grupos de jóvenes inmigrantes de Oriente Próximo y África asaltaron, vejaron, violaron y agredieron sexualmente a muchos cientos de alemanas. Lo que no recordarán es que el día 5 de enero, cuando ABC contaba como primer medio español los terroríficos hechos, la televisión pública alemana ARD aún no habían informado de ello en sus vespertinos. Cuatro días después de los hechos la noticia luchaba por hacerse sitio en unos medios que intentaban no publicar lo que ya sabían que había sucedido. Porque temían que esa noticia tuviera unos efectos sobre los alemanes que ellos querían evitar a toda costa. Informar con veracidad generaría hostilidad a los refugiados. Reforzaría la xenofobia e impulsaría a la extrema derecha. Razones suficientes para ocultar los hechos en una Alemania donde la historia pesa. Antes ocultar algo que ser sospechoso de racismo. Así los medios alemanes, en una unanimidad que da aún más miedo en aquel país que en cualquier otro, apoyan a Merkel y su política de inmigración, ocultan todo lo que pueda perjudicarla y atacan y desacreditan al que la critica.
La buena intención recomendaba la ocultación. También a la Policía y las autoridades municipales. Nadie quería denunciar los hechos para no ser sospechoso de racismo ni de difundir información «favorable al racismo». Lo mismo pasó en Rotherham, en el Reino Unido. Una mafia de paquistaníes estuvo 20 años traficando con menores blancas a las que violaban, drogaban, vejaban y torturaban. Desde la Policía a los servicios sociales, todos sabían o sospechaban. Pero callaban porque tener problemas con musulmanes siempre granjea la acusación de racista o islamófobo. Se calla por miedo, por comodidad y por militancia contra el racismo. En Alemania queda documentado que los medios han actuado, por sumisión a la retórica de la bondad del «welcome refugees» del Gobierno, contra su deber, contra su compromiso y contra la profesionalidad. Pero ante todo contra la verdad. El estudio expone la sumisión del supuesto cuarto poder al primero en la primera potencia europea del siglo XXI. Todo encaja en el marco de la «corrección política», mezcla de autocensura y «militancia socialdemócrata». Este estudio sobre el comportamiento de medios ante la crisis de los refugiados lo publica la Fundación Otto Brenner. Está elaborado por la Hamburg Media School y la Universidad de Leipzig.

Según concluye, la prensa alemana fracasó en su labor de informar de forma plural, crítica, equilibrada y veraz durante la crisis de los refugiados. Se alineó con el poder, defendió sistemáticamente la versión oficial de los hechos y atacó a aquellos que cuestionaron esa línea. Los medios se convirtieron en portavoces unánimes y acríticos de la política de refugiados, compartida por la oposición, del Gobierno de Angela Merkel. Al margen de toda valoración de la política en sí, dramática es la constatación académica de algo que es ya una evidencia en muchos rincones de Europa. Que la mayoría de medios, lejos de ser un contrapoder, se han convertido más o menos voluntariamente en un instrumento más del poder del consenso socialdemócrata para reafirmar su política y su discurso y para perseguir y desacreditar a los discrepantes. Mal asunto.

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