UN ÍDOLO LLAMADO ARNALDO
Por HERMANN
TERTSCH
ABC Martes, 27.03.18
El frente transversal del odio sabe que el golpe es ahora o
nunca
NADA define mejor la deriva moral y política del
nacionalismo catalán que la irresistible ascensión del etarra Arnaldo Otegui
como el icono viviente del proceso separatista y golpista. Las imágenes de
pasados meses en las calles de Barcelona de colas espontáneas de nacionalistas
a la espera de hacerse una foto con el terrorista y secuestrador como si se
tratara de un ídolo de la música o el cine dicen más de la naturaleza real de
lo que es hoy este separatismo que todas las proclamaciones solemnes e
hipócritas sobre el carácter «pacifista», «democrático» o «no violento» del
movimiento antiespañol. Desde que quedó en libertad de su última condena por
dirigir la reconstrucción del brazo político de ETA, Otegui está más dedicado
al campo de batalla catalán que al vasco. Y «Traktoria» lo abraza como un
admirado y ejemplar enemigo de España.
Lógico. En el País Vasco hay poco que hacer. Allí las cosas
van como él y los suyos quieren bajo esa falsaria normalidad que impone el
nacionalismo del PNV en la administración mientras las organizaciones etarras
prosiguen su proceso general de tribalización y adoctrinamiento hispanófobo de
las nuevas generaciones. Incansablemente y con todos los recursos del poder y
la economía vasca mimada y privilegiada por Madrid a su disposición. Porque la
formación en el espíritu nacionalista del odio y desprecio hacia España y sus
instituciones la comparten PNV y ETA/Bildu sin mayores problemas salvo en
periodos electorales. Navarra es un símbolo de su éxito común. Esa región, en
la que la presencia euskaldún era históricamente mínima y marginal, ha sido
tomada por las fuerzas antiespañolas del nacionalismo vasco y el izquierdismo
antisistema. Como lo fueron antes ciudades y zonas del País Vasco con sólidas
mayorías de muy activa conciencia española y voto constitucionalista y
antinacionalista. Este votante por España fue arrollado por la fuerza combinada
de la amenaza etarra, la insidia y el chantaje político, social y económico del
PNV y la desidia, la traición y la retirada y abandono de los partidos
nacionales.
Aquellos desastres han traído estos dramas. Pero hay signos
de un cambio pese al veneno cultural que destilan los medios y las
instituciones autonómicas. Y la derrota total del golpismo catalán, la única
forma de evitar un conflicto violento en España, va a cambiar también el
panorama en el País Vasco. También allí pueden surgir nuevas fuerzas que
entierren a las viejas y con ellas por fin sucumba la decimonónica mitología
nacionalista vasca que lleva siglo y medio haciendo daño a diestro y siniestro.
La permanente presencia del etarra Otegui en Cataluña y en
las redes sociales como adalid del «proceso» y su relación estrecha con los
cabecillas golpistas no solo revelan la íntima colaboración entre quienes están
unidos por su voluntad de destruir España. También evidencia ese reparto de
papeles entre los separatistas –moderados y radicales por igual– de estas dos
regiones españolas que siempre ha denunciado quien fuera líder popular vasco y
ministro de interior Jaime Mayor Oreja. Que se remonta a la colaboración entre
ETA, el Tripartito y Zapatero. Mientras el PNV insiste en que no apoya a Rajoy si
no se levanta el 155 y se solidariza con los golpistas ya procesados, ETA con
Otegui hacen visible la alianza de fuerzas antiespañolas, en una
transversalidad del odio a España que ahora incorpora a Podemos. La exposición
de todos ellos es máxima, porque coinciden en que es «ahora o nunca». Intuyen
en que si no consiguen «matar a España» ahora, el cambio de conciencia no solo
impedirá su triunfo sino supondrá su derrota histórica definitiva.
0 comment(s):
Post a comment
<< Home