The Unending Gift

sábado, marzo 17, 2018

UNA VIEJA TRADICIÓN


Por HERMANN TERTSCH
ABC  Sábado, 17.03.18

Putin necesita este conflicto para tapar sus debilidades. Pero hay que responder con eficacia

Los medios occidentales hablan de «guerra de espías» y de «guerra fría» ahora que sabemos que en el plazo de días dos destacados enemigos rusos del Kremlin fueron alcanzados por el misterioso rayo exterminador en el Reino Unido. Ni guerra de espías ni guerra fría. Es una operación de exterminio de resistencia rusa en el exilio. En la más vieja tradición soviética. Responder a esta obscena demostración de poder letal de Putin en territorio occidental con la expulsión de 23 diplomáticos es como responder a la invasión de Polonia retirando al embajador. El presidente ruso merece que Occidente no vaya al Mundial de Fútbol. A ver quién se atreve a proponerlo.
Confirmado ya el ataque con un agente nervioso contra el agente exiliado Serguéi Skripal y su hija, queda claro que la muerte de Nicolai Glushkov también ha sido un crimen. Glushkov era un colaborador de Boris Berezovski, un oligarca que se exilió tras enfrentarse con Putin y que, ¡vaya por Dios!, también murió de modo raro en Londres en 2013.
Como dice Londres y confirman los servicios aliados, ha sido el Kremlin. Y sin celo por disimular, por mucho desmentido entre ofendido y grandilocuente de su ministro Lavrov o del propio Putin. Este será reelegido mañana en unos comicios que el mundo ignora porque no son una elección real. Teóricamente los asesinatos pueden haber sido cometidos por otros. Pero tiene sentido en este momento el mensaje que suponen. Todos los enemigos y traidores a Putin han de saber que no estarán seguros en Occidente. La larga mano del zar los alcanza allá donde estén. La inmensa cleptocracia militarizada tiene poco que ofrecer al pobre ruso de a pie. El país está atascado. Solo exporta materias primas. Es una triste potencia nuclear tercermundista agresiva con los vecinos. Eso es la Rusia de Putin. A los rusos les va peor. Por eso hace falta victimismo de calidad y nacionalismo sólido. Como solo lo genera el enfrentamiento con Occidente. Hay que resignarse. Putin necesita este conflicto para tapar sus debilidades. Pero hay que responder con contundencia y eficacia para que se piense mucho las provocaciones.

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