ANTONIA ALBA
Por HERMANN TERTSCH
ABC Domingo,
22.04.18
El Ayuntamiento de Jerez quería humillar a una mujer y esta
le dio una lección
EL ayuntamiento de Jerez de la Frontera ha sido escenario de
una preciosa gesta de una mujer valiente que ha denunciado las vergüenzas, las
muchas vergüenzas y la bajeza de su conducta, a todo un equipo de gobierno de
socialistas del PSOE y comunistas de Podemos e Izquierda Unida. Ese
ayuntamiento estableció unos premios ya muy típicos en la izquierda cainita y
revanchista que España sufre desde principios del milenio. Se otorga un premio
y un anti premio, como aquellos premios Naranja y Limón, pero sin el menor
atisbo del humor que hacía aceptables aquellos galardones. Hay un premio al
bueno, es decir a alguien militante o muy comprometido izquierdista. Y un
premio al malo, que es cualquiera que se haya significado por oponerse a la
voluntad de la izquierda. El ayuntamiento de Jerez creó los premios Racimo y
Filoxera. El Racimo para premiar a los propios, el Filoxera para humillar al
enemigo. El Racimo fue para Brisa Fenoy, cantante andaluza, izquierdista, hija
de sindicalista, premio perfecto. Y el premio Filoxera era para denunciar y
humillar públicamente desde el Ayuntamiento a Antonia Alba, una abogada que
preside el Movimiento Femenino Por La Igualdad Real. Y que denuncia no solo la
inconstitucionalidad y el abuso sistemático de la Ley de Violencia de Género
sino la ideología de género y el feminismo de odio y agitación.
El problema para el ayuntamiento surgió cuando Antonia Alba
en vez de quedarse en casa llorando por haber sido señalada con esa bajeza y
mala intención, exigió y consiguió ir a recoger el premio delante de la prensa
convocada. Los promotores del abyecto galardón se preocuparon porque la
alcaldesa no asistió por cuestiones familiares. Y fue Carmen Collado, teniente
de alcalde de Igualdad la que se tuvo que tragar el sapo. Porque Antonia Alba
acudió con amigos, recibió el premio y convirtió su discurso de agradecimiento
en un soberbio alegato en favor de la libertad de expresión, de la igualdad
entre sexos y de los derechos constitucionales que se pisotean con la ideología
de género. A Antonia Alba quisieron humillarla y la engrandecieron
definitivamente como una mujer valiente, articulada e inteligente con
convicciones y fuerza para defenderlas. Una mujer que les dijo allí mismo mil
verdades a todos los que habían intentado su asesinato civil. Y cuyo discurso
se hizo viral en las redes.
En España hay tanto hábito de intimidación y matonismo por
parte de los guardianes ideológicos de izquierda que la mayoría de los
españoles evita polemizar y mucho más el exponerse como Antonia Alba. Todo se
agravó a partir del zapaterismo. Medios izquierdistas también hacen premios y
contrapremios para señalar a periodistas que hay que atacar, odiar, ridiculizar
y difamar. Al Ayuntamiento de Jerez le salió el tiro por la culata. Para ser
libre en España hay que perder el miedo a que te llamen «facha». Antonia Alba
lo es. Sin miedo ninguno les dio una gran lección de dignidad y amor a la
verdad que ellos jamás podrían concebir.
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