VERDADES DESOLADORAS
Por
HERMANN TERTSCH
ABC
Cultural Sábado, 16.06.18
Ensayo
* LIBROS
Rogelio Alonso demuestra lo muy
caro que ha pagado España el fin de la violencia de ETA en su ensayo «La derrota del vencedor»
Hay
mucha bibliografía sobre ETA, una más seria que otra, alguna oficialista, otra
con debilidad por la siniestra épica de resistencia y no poca con gran
ambivalencia en su aproximación ética al terrorismo nacionalista vasco. Este
libro forma parte de ese escaso pelotón de autores en estas lides cuyo extremo
compromiso con la verdad no puede complacer a nadie. A muchos porque los señala
directamente como copartícipes de la desgracia que ha supuesto la persistencia
durante más de medio siglo de las actividades asesinas de la banda terrorista
ETA que cambiaron profundamente el País Vasco y España. A todos los demás
porque expone la inmensa tragedia que supone que los acontecimientos fueran los
que fueron cuando otros posibles habrían evitado a España terribles efectos
políticos, sociológicos y culturales que siguen y seguirán teniendo efecto en
generaciones. Revela que el País Vasco y la democracia española serían bien
distintas sin el terrorismo. No solo por la acción directa de los terroristas
sino porque el nacionalismo en sí no violento del PNV y su entorno ha usado sin
recato y sin escrúpulo pero con inmensa eficacia y ganancia la violencia
asesina para sus fines. Rogelio Alonso, profesor de Ciencia Política y Análisis
y Prevención del Terrorismo en la Universidad Rey Juan Carlos, es uno de los
grandes expertos españoles. Fue asesor del ministerio del Interior y renunció
por disconformidad con lo que veía que es mucho de lo descrito y bien
documentado en este libro. Guste o no guste –a muchos no les gusta–, este libro
cumplirá su vocación de ser referente obligado para cualquier estudioso de ese
fenómeno trágico en la historia española que es la política antiterrorista del
final de ETA. Porque pudo ser de otra forma.
Refutación
¿De
verdad ha derrotado la democracia española a ETA? La versión oficial de
consenso para explicar la fase final de la historia del terrorismo de ETA, los
diversos alto el fuego, las negociaciones, el anunciado fin de la violencia
armada y finalmente la disolución oficial de la banda nos indica
inequívocamente que sí. Que ETA fue derrotada por las fuerzas policiales de la
democracia y que la política y el Estado no han hecho ninguna concesión a la
banda que se disuelve sin haber alcanzado ninguno de los objetivos que ha
tenido desde su fundación que son la independencia y el socialismo. En este
libro de elaboración académica y solo en el mejor sentido periodístico, Alonso
amarra en sus documentos y sus citas todas las pruebas necesarias para refutar
de forma demoledora la versión oficial. Explica y demuestra la terrible
concatenación de concesiones y traiciones, de maltrato y disgregación de las
víctimas y descrédito de todas las posturas críticas, que permitieron a ETA
sobrevivir a sus crisis bajo el acoso policial y dejar cuando llega su
disolución firmemente asentada su inmensa aportación a la supremacía práctica y
la vocación supremacista del nacionalismo vasco.
En
2003/2004 ETA estaba muerta operativa y agonizante políticamente. Lo decían los
servicios de información españoles y la propia banda. Y otra vez acudió un partido
político a salvarla, como hizo el PNV
cuando vio a la banda contra las cuerdas tras el asesinato de Miguel Ángel
Blanco. Pero esta vez no fue solo el PNV, sino también el PSOE de Rodríguez
Zapatero. El libro demuestra el reparto de papeles entre PNV y ETA y la gran
operación política del zapaterismo para impedir la derrota moral del terrorismo
de izquierdas y nacionalista, que son las fuerzas que buscaba aunar para su
proyecto político. Que se basaba en que dejara de matar a cambio de garantías
de impunidad además de vías pacíficas para alcanzar sus objetivos. Tres lustros
después de lanzarse aquel proyecto, la banda se dice disuelta, pero el
nacionalismo es masivamente hegemónico en el País Vasco, avanza en Navarra, el
separatismo catalán se identifica con las figuras etarras y en España gobierna
un partido socialista raquítico cuya fuerza radica en el apoyo de todos los
enemigos de España y simpatizantes de ETA. Si quieren saber cómo pudo pasar
todo esto en un país europeo del Primer Mundo, lean a Rogelio Alonso.
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