ABUCHEOS AL REY SOL
Por HERMANN TERTSCH
ABC Lunes, 13.08.18
El periodismo izquierdista no podrá ocultar las vergüenzas
de este Gobierno
HA sido en Sanlúcar de Barrameda. Allí han recibido Pedro
Sánchez y su mujer, la eximia africanista Begoña Gómez, algunas de los abucheos
más tremendos recibidos nunca por un jefe de Gobierno español. Hay decenas de
vídeos. En unos les pitan con Angela Merkel, en otros los abuchean e insultan
sin Merkel, en todas se repiten los ¡Fuera, fuera! ¡Elecciones, elecciones!
además de epítetos irreproducibles. Entre los más inocentes resonaba con fuerza
ese «sinvergüenzas» que se ha extendido por toda España como única forma de
calificar la operación de asalto al Estado, a sus cargos, sueldos, recursos y
prebendas, organizada en dos meses bajo Sánchez para sus amigos, su familia,
sus compañeros de partido y sus socios. La portada de ayer de ABC lo reflejaba.
En cuarenta años de democracia no se ha visto jamás semejante impudicia a la
hora de relevar a responsables en muchos cientos de cargos públicos con el
único criterio de colocar a personas afines al presidente. La obscenidad con
que han irrumpido en la administración para echar a profesionales y
sustituirlos, sin escrúpulos, por gentes absolutamente ajenas a la tarea que
deberán asumir, no tiene precedentes.
Los abucheos y las pitadas han sido un inmenso bochorno y
son reflejo del ánimo de los españoles más auténticos que los fantasmales
sondeos de un CIS definitivamente prostituido y desprestigiado bajo la
dirección de un cocinero aparachik socialista especialista en potajes tóxicos.
El problema de las imágenes de los abucheos a Sánchez está
en que muchos españoles no las habrán visto. En las redes sociales han arrasado
porque millones de usuarios las han difundido como pequeña reparación ante la
ofensa permanente que es la prepotencia de quien nada ha ganado nunca y de todo
quiere hoy disponer. De un jefe de Gobierno con 84 diputados y el único apoyo
de los enemigos de la Constitución que se atreve a decir que «hay sintonía
entre este Gobierno y el pueblo». O que «Ciudadanos y PP deberían dejar de
hacer oposición al Estado», en este delirio de parafrasear al Rey Sol. Y ver
oposición al Estado donde solo la hay a su persona, gobierno, partido y
siniestros socios. Sánchez no es el Estado sino el cabecilla y el lacayo a un
tiempo de todos los enemigos del mismo. Por legal que fuera su artimaña para
hacerse con el poder, favorecida por la desidia y cobardía de su oponente.
El problema está en que RTVE no ha dado las imágenes de
mayor interés habidas en España en estos días. Como no las han dado otras
cadenas de un duopolio, ya monopolio publicitario e ideológico, que mantiene
secuestrada toda la información televisiva en España. La televisión pública
bajo la dirección de la supuestamente impecable Rosa María Mateo oculta los
abucheos y tantas otras cosas. Hace unos meses se anunciaban mil catástrofes.
Ahora hay guerra oficial al catastrofismo. Y se callan las nuevas llegadas de
inmigrantes, pasado el momento de presumir de ellas. Hablan de corrupción del
alcalde de León, pero no de la mujer del presidente, hazmerreír y escándalo
supremo por el cargo inventado a su medida en el Instituto de Empresa. Ni se
habla del hermano de Sánchez, un mediocre músico enchufado en una diputación.
Los medios hablan de Franco y del máster de Pablo Casado, no de los másters de
las ninfas milicianas del Gobierno ni de la tesis doctoral fantasmal del
presidente. Habrá que ver si el bloqueo informativo y la mentira permanente de
los medios que protegen a Sánchez no acaba engañando más al propio Sánchez que
a una población que tarde o temprano acaba viendo el vídeo de Sanlúcar. Sánchez
se mostró sorprendido por los abucheos. Los españoles no.
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