MAGNICIDIO DE CINE CUBANO
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes,
09.11.18
Inventan el
terrorismo de derechas para criminalizar a la oposición
MUCHOS chistes se
hicieron ayer tras anunciarse los peculiares detalles de los supuestos
preparativos de un atentado contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Desde el bigote de Maduro en la cara avinagrada de Sánchez al viejo Franco con
escopeta de caza posando como francotirador, eran ayer cientos las imágenes y
los chascarrillos, y muchos, buenos e imaginativos. Ante las rocambolescas y
oscuras informaciones, muchos han evocado los atentados falsos que «sufrieron»
Hugo Chávez y Nicolás Maduro, el último el de los drones, atentados que siempre
sirvieron para atacar aún más a la oposición, para perseguir y encarcelar a
discrepantes y para crear leyes especiales que recortaran aún más las
libertades bajo la criminal dictadura venezolana, siempre según la escuela
dictada por los agentes cubanos. Se acumulan esas coincidencias con el perfecto
manual de agitación y desinformación comunista que socios privilegiados de
Sánchez como Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero, Íñigo Errejón y tantos otros
comunistas de Podemos conocen tan bien por sus lucrativas estancias en Caracas.
La cosa no tiene
gracia. No porque tuviera posibilidad de hacer daño al doctor Sánchez este
señor mayor más o menos desequilibrado, según su entorno, del que los Mozos
dicen que es experto tirador y la gente del campo de tiro tachan de perfecto
inútil. Las televisiones, todas frentepopulistas, presentan este caso como un
«magnicidio» abortado in extremis. Resulta, como todo lo de este Gobierno,
ridículo y a la vez amenazante y peligroso. Ridículo porque parece que Sánchez
no quiere parecerse a John F. Kennedy solo por poses de fantoche dentro o fuera
del Falcon. Amenazante porque se adivinan las intenciones de esta gran
operación de intoxicación, muy acorde con la general deriva del Gobierno del
PSOE en su vocación de criminalizar a la oposición de acuerdo con sus aliados
chavistas. Ayer, Monedero ya pedía cárcel para periodistas y cualquiera que se
resistiera al rodillo comunista. Los medios sumisos al Frente Popular, gran
mayoría gracias a los gobiernos del PP, trabajan en la invención de un
«terrorismo de ultraderecha». Que sirva para trivializar el terrorismo real de
ETA, ya aliado objetivo del Gobierno, como para combatir con nuevas medidas a
la «amenaza franquista», en la que incluirán a todo el que no se una o pliegue
ante su discurso.
Para saber lo
realmente importante sobre este caso tan tóxico y tramposo, lo importante no es
saber cómo empezó la ridícula peripecia del «francotirador que es hijo del
último alcalde franquista de Rubí», sino las conclusiones que quieren sacar
aquellos que lo pretenden convertir en la prueba de una conspiración masiva
contra «el líder del progresismo». La primera información –cuando lleva un mes
en prisión el acusado– la publica «Público», panfleto digital filogolpista,
propiedad de Jaume Roures. Él es uno de los cerebros de la operación –con
Iglesias y Junqueras– que transforma el golpe de Estado separatista en una
amplia ofensiva contra la monarquía, la democracia y la unidad de España. Su
gran éxito es el Frente Popular. En la película, muy del estilo de los
servicios secretos cubanos ella, del francotirador ya han metido a Franco,
aunque ni en el auto del TSJ de Cataluña ni en declaraciones del acusado se
habla de Franco. Con el éxito añadido de tener mencionado al partido VOX.
Termina «Público» su artículo novelado y tóxico: «Queda claro que a partir de ahora
los servicios de inteligencia policiales deberán estar atentos a un nuevo y
amenazador perfil: el de los franquistas frustrados, sin filiación ni historial
violento, que de pronto están dispuestos a tomar las armas contra la Memoria
Histórica». Ahí caben todos los constitucionalistas. Sigan los líderes de los
partidos constitucionalistas peleándose, que cualquier día se despiertan, ven
un miliciano junto a la cama y creerán estar en el peor Caribe.
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