JUEGO CHINO DE PUERTAS
Por HERMANN TERTSCHABC Sábado, 16.11.13
A pesar de la apertura anunciada, la Policía y los jueces
seguirán con sus abusos de poder
Siempre se dice que habrá un
choque entre liberalización económica y rigorismo político. Aún no lo ha habido
La abolición de
los campos de reeducación forzosa y el levantamiento parcial de la restricción
de una pareja/un hijo en China son dos medidas revolucionarias en el mejor
sentido. Las anunció ayer el Partido Comunista Chino como resultado de una
conferencia del Comité Central que había concluido el martes. El mero hecho de
que a partir de ahora un chino no podrá ser privado de la libertad más que por
procedimiento judicial ordinario es un hito que habría hecho llorar a millones
de chinos que desde 1949 han pasado por campos de trabajo, muchos de ellos
campos de la muerte.
Claro que la
policía seguirá con sus abusos de poder y los jueces retirarán de la
circulación al que moleste. Pero ya no existirá una institución en la que podía
encerrarse a cualquiera por prácticamente cualquier motivo. Y el permiso para
tener dos hijos a ciertos matrimonios pone fin oficial a una práctica impuesta
en los setenta. Con efectos colaterales monstruosos.
Dos importantes
puertas que abre el poder chino como señal a su población, junto a una llamada
a la renovación general y superación de restricciones para incentivar
participación y competencia. “Tenemos que tener el coraje y la convicción de
renovarnos”, citaba la agencia Xinhua al presidente Xi Jinping. Medidas tan
osadas como estas y otras parecen confirmar a los expertos que hablan de Xi
como el presidente con más poder desde Deng Xiao Ping.
Decidido a usarlo para abrir esas puertas a la participación
económica y al levantamiento de restricciones sociales en parte superadas por
la práctica, mientras cierra enérgicamente las puertas a toda veleidad plural
en Estado y partido. Desde hace muchos años y cada vez que se produce un gran
paso en la liberalización económica, hay quienes anuncian un supuestamente
inevitable choque entre liberalización económica y rigorismo político. No ha
habido ninguno realmente significativo.
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