A LA ESPERA DE ESPERANZA
Por HERMANN TERTSCHABC Sábado, 11.01.14
Los radicales sirios no quieren oír hablar de acuerdos que
no sean simples maniobras tácticas para matar más
El ministro español de exteriores, José Manuel Margallo, ha
dicho en Córdoba que confía en que estemos ante el principio del proceso que
lleve a una conclusión a la tragedia de la guerra civil de Siria.
Nos encantaría a todos. Por desgracia los ciento cincuenta
participantes en la reunión de la oposición siria en Córdoba solo confirman
que, en este conflicto sangriento, la voluntad de acuerdo hoy en día solo
existe entre quienes comparten la impotencia. Los contendientes principales no
están en Córdoba. No está el régimen de Bashar al Assad, crecido por su muy
considerable firmeza militar y su sólido apoyo internacional. Que ya no son
solo Rusia e Irán. Son muchos los que, después del espectáculo de la crisis de
las armas químicas, han decidido que no hay otra alternativa a Al Assad que no
sea Al Qaida.
No era así en estos pasados dos años de guerra. Quizás siga
sin ser así del todo. Pero es la visión que ha cogido fuerza, también en
Occidente.
Los grupos radicales como el ISIS, Frente Islámico de Irak y
Siria, el Frente Al Nusra u otras facciones rebeldes que se combaten mutuamente
en estos días, no quieren ni oír hablar de acuerdos que no sean simples
maniobras tácticas para matar más y mejor a otros rivales.
El Ejército Sirio de Liberación tiene serios problemas en el
terreno. Los grupos reunidos en Córdoba podrían haber tenido una opción real de
haberse comprometido Estados Unidos en el conflicto desde un principio. Y sobre
todo, de haber contado con una ayuda militar y logística como la del fanatismo
islamista. No ha sido así y ya es tarde. O demasiado pronto.
No hay esperanza de un fin de las matanzas. Lo más que puede
esperarse es que las próximas matanzas generen una realidad sobre el terreno
que estabilice la situación. Para una paz real quizás haya que esperar a otra
década.
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