The Unending Gift

lunes, abril 07, 2014

LEVE ESPERANZA FRENTE AL TERROR

Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 05.04.14


Estas elecciones podrían operar el primer traspaso pacífico del poder en la milenaria Afganistán

Oportunidad Hay indicios de cansancio de la violencia y de disposición a hacerle frente en las urnas

En Afganistán se van a celebrar unas elecciones presidenciales que, por supuesto, serán fraudulentas. Y sin embargo puede que sean un éxito. Porque si la participación resulta ser tan alta como muchos auguran, el inevitable fraude será menos relevante para el resultado. Y no impediría que se convirtieran en un gran paso hacia la estabilización. Serán las primeras elecciones en la milenaria historia de Afganistán en las que se puede producir una transferencia de poder político de forma pacífica. Que todo puede ir rematadamente mal es algo que todos los implicados saben. Tras más de diez años de guerra, bajas e inmensas cantidades de dinero invertidos allí por EE.UU. y sus aliados, el resultado es magro. No nulo. Lo sería, catastróficamente, si estallara de nuevo el conflicto por acusaciones de fraude, desunión o no aceptación de los resultados y violencia masiva y refuerzo de la agresión talibán. Toda la región podría entrar en ebullición. Con extremistas de decenas de países musulmanes con voluntad de extender el conflicto hacia la India y el Golfo. Con Siria incendiada e incendiando a sus vecinos se podría crear una larguísima franja de desestabilización y violencia de gravísimas consecuencias.

Pero nadie debe excluir la posibilidad de que, aunque se trate de Afganistán, las cosas vayan bien. Y hay muchos indicios no solo del cansancio de violencia de la población, sino de su disposición a hacerle frente con una gran afluencia a las urnas. De lograrse este traspaso pacífico de poder, los talibán que hacen todo lo posible por impedirlo, sufrirían un serio revés. Y con los talibán en Afganistán, también lo sufrirían las fuerzas extremistas en Paquistán que apuestan por hacer descarrilar el proceso en el país vecino como paso necesario para dinamitar el régimen en el propio. Las elecciones tienen, por ello, un inmenso valor para todos los países de la región. Los ejércitos extranjeros ya han partido de Afganistán en gran parte. El resto lo abandonará a lo largo de este año. Aún no está claro que EE.UU. vaya a dejar algún tipo de fuerza de apoyo. Si la seguridad no colapsa por alguna catástrofe, Obama seguirá su plan de desaparecer lo antes posible. Y se notará menos el papel probablemente más confundido y debilitante que jamás ha jugado EE.UU. en la región. Todos los observadores han quedado sorprendidos por la participación en la campaña electoral. Pese a los atentados, las amenazas y las muertes.

Hay ocho candidatos a suceder al presidente Karzai. Asharaf Ghani, el hombre de Karzai, Abdullah Abdullah, exministro de Exteriores que fue derrotado, fraudulentamente por Karzai en 2009 y Zahany Rassoul tienen posibilidad de pasar a las segunda ronda. Lo importante ahora es que el resultado sea aceptado por todos los participantes. El mero traspaso de poderes sin tragedia será un paso de gigantes.

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