EL PACTO DE LOS ULTRAS
Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 30.01.15
Quienes pretendan que Grecia sobreviva a este Gobierno
dentro de la UE van a tener mucho trabajo
LA izquierda española estaba toda a punto de hacerse esos
cartelitos de «Je suis Syriza» cuando el lío que ya ha armado el nuevo Gobierno
ultraizquierdista de Grecia les aconseja una aproximación un poco más
científica a aquel fenómeno balcánico. Y es posible que pronto nuestra tropa de
agentes venezolanos amenace a quienes se atrevan a publicar sus fotos abrazando
al amigo griego. Y las escondan como las que habrá por ahí con Diosdado
Cabello, ese prohombre del progresismo chavista que parece ya identificado con
pruebas en EE.UU. como el jefe de un cartel narcotraficante. En el que se
sospecha la implicación de media cúpula de ese régimen tan generoso y
hospitalario hacia nuestros revolucionarios complutenses. Toda una metáfora con
mucho susto esa sugerencia de billetes marcados por la DEA financiando
aventuras totalitararias por España. En todo caso, que Syriza llega más cargado
de daños y problemas que de soluciones se veía venir y lo verán pronto hasta
los ciegos. En lo que a los ciegos respecta, sobre todo en Grecia, donde se
descubrió hace unos años, con las primeras auditorias fiscales externas, que
una inmensa mayoría de los invidentes que cobraban suculenta pensión en ciertas
islas, gozaban de una vista de lince. Quizás les restituyan su derecho a la estafa.
Tunantes, estafadores de lo pequeño y legiones de la subcultura del abuso están
de enhorabuena. Syriza les devuelve sus mezquinos pero impagables privilegios,
parte importante de la carga ruinosa de Grecia. Se estaba corrigiendo. Volvemos
atrás.
Han capitalizado el dolor y la ira y la angustia de los
gobernados y las dificultades objetivas de los anteriores gobernantes. La
cosecha final: un 36% de los votos. En el peor momento del drama interno,
cuando todo lo malo se prolonga y nada bueno aún ha cuajado. Las televisiones
españolas, siempre volcadas a enaltecer cualquier aquelarre izquierdista contra
la libertad, sea en Cuba, en Gaza, Chiapas, Quito o Moscú, Caracas o Atenas, no
cayeron en que el «abrumador triunfo popular» de Tsipras está ocho puntos por
debajo del de Mariano Rajoy. Y otros tantos de la victoria de Yorgos Papandreu
en 2009. Con 160 escaños. Las televisiones españolas llegaron con multitud de
equipos para celebrar «la revolución popular contra la Alemania de la nazi
Merkel», como venía a rezar el mensaje de tanto «analista», muchos no
distinguibles de los hooligans de Podemos. Y muchos sones partisanos del «Bella
Ciao». El primer batacazo se lo han llevado cuando Syriza presenta un Gobierno
tan «solo tíos». Como una sociedad gastronómica. Y una coalición nada menos que
con ANEL, el partido del ultraderechista Panos Kamenos, tan homófobo, xenófobo,
antisemita, antieuropeo y oscurantista como sus vecinos ideológicos de Amanecer
Dorado, los nazis. El ministro de Exteriores, Nikos Kotzias, tiene estrechas
relaciones con Putin y parece claro que Grecia va a ser en la UE, entre otras
cosas, un submarino ruso. Quienes pretendan que Grecia sobreviva a este
Gobierno dentro de la UE van a tener mucho trabajo. Pero Kotzias es además buen
amigo del gurú ultraderechista ruso Alexander Dugin, que tiene contactos con
Amanecer Dorado. El Pacto Syriza y ANEL, Amanecer Dorado y Dugin, Hitler y
Stalin, Putin chekista y Putin ultranacionalista. Por cierto el amigo de
Kotzias, Dugin, cuyos textos recomiendo para asustar a niños y mayores, quiere
hacer de Europa un protectorado ruso bajo una teocracia de la iglesia ortodoxa.
A los homosexuales se les liberará de sus «vicios» con electroshocks y
latigazos. Al menos no los quiere ahorcar como los amigos iraníes de Pablo
Iglesias, ese otro camarada de Diosdado Cabello y de Syriza, ese partido amigo
de Dugin, ese amigo de los nazis. En fin, todo humanismo, puro progresismo.
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