The Unending Gift

sábado, febrero 14, 2015

LAS MÍNIMAS ILUSIONES

Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 14.02.15


En el mejor de los casos habrá un alto el fuego que se mantenga con las líneas congeladas donde están hoy

Todos son conscientes de que el único que ha ganado algo en el acuerdo de Minsk ha sido el presidente de Rusia, Vladimir Putin. Todos saben que es el invasor y máximo responsable de la situación creada y de los 6.000 muertos que ya suma esta guerra. Pero todos saben también que es el único dispuesto a utilizar la fuerza militar sin reparar en gastos ni daños. Y por tanto es el único garante posible para cualquier paz. Ante esa amenaza rusa tan creíble por consumada, el presidente ucraniano Petro Poroshenko, y los avalistas occidentales, la canciller Angela Merkel y el presidente François Hollande, han reconocido de facto el derecho de Putin a intervenir en la constitución y en la reforma de la estructura territorial del país vecino. Aunque vaya a ser muy difícil de aplicar estas condiciones políticamente en Kiev. Eso sí, revela bien su falta de confianza en Moscú el hecho de que, pese al acuerdo, hayan decidido imponer a Rusia nuevas sanciones este lunes. Y amenazan con una nueva serie de sanciones si los acuerdos firmados se violan.

Los fuertes combates de ayer en el frente en Ucrania oriental eran también un esfuerzo por lograr unas conquistas territoriales antes de la entrada en vigor del alto el fuego. Pero no solo. Había varias bolsas de soldados regulares de Ucrania asediadas en puntos estratégicos clave, que volvían a sufrir su dramática inferioridad frente a la maquinaria militar llegada de Rusia. Y podían caer como prisioneros antes de que entre en vigor ese alto el fuego, que nadie sabe si se va a cumplir en su plazo anunciado ni cuánto va a durar. Si Merkel ya dijo que no se hace muchas ilusiones, el presidente ucraniano Petro Poroshenko, ya ha comunicado a sus compatriotas que son prácticamente nulas sus esperanzas en que suponga un principio de una paz negociada con Moscú. Al final, marcaron la agenda las prisas europeas por llegar a un acuerdo con Rusia que evitara una decisión del Congreso en Washington para el envío de armas a Kiev para defenderse. En el mejor de los casos habrá un alto el fuego que se mantenga con las líneas congeladas donde están hoy. Que nada tienen que ver con las líneas del frente cuando se firmó el último acuerdo de alto el fuego similar, también en Minsk, hace medio año. Pocos dudan en la región de que esta vez también, el alto el fuego será poco más que un respiro. A Ucrania, asfixiada en sus fuertes pérdidas, en vidas y material, le servirá al menos para tener un poco de tiempo para desviar prioridades hacia la economía. Se hacen urgentes unas reformas a las que ha condicionado el FMI la concesión de un crédito de 17.500 millones de dólares. Kiev debe llevar a cabo una serie de profundas reformas estructurales en los sectores de energía, finanzas, banca y administrativo. Pero todo se ve lastrado, retrasado y relegado por el esfuerzo bélico.

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