LA MUERTE SÚBITA DEL TURISMO
Por HERMANN TERTSCHEnviado Especial a Atenas
ABC Viernes, 03.07.15
Las cancelaciones se suceden y las agencias lamentan que
Tsipras haya convocado la consulta en plena temporada
Un
turista observa un cambio de guardia frente al Parlamento griego
Las
cancelaciones llegan en cascada. En las últimas horas, Evgenia, la encargada de
la pequeña agencia de turismo en la plaza del puerto de la isla de Tinos, ha
recibido la de nueve grupos diversos. Tanto griegos como extranjeros. Los
griegos tienen miedo a gastar. No
saben qué sucederá el lunes. Después del referéndum. Nadie se atreve a gastar
más que en lo imprescindible.
¿Y los
extranjeros? ¿Para qué van a
venir a un sitio con tantos problemas? ¿Sin
bancos, con colas interminables ante los cajeros, sin tarjetas visa? ¿Con
manifestaciones contra Europa y a favor? ¿Los
alemanes, temiendo reacciones hostiles? ¿Los
holandeses o los franceses o daneses, temiendo ser confundidos con alemanes? El
cuadro que se le presenta a Evgenia es más desolador si cabe que el de otros.
Ella vive en directo lo que la prensa griega ya llama la «muerte súbita» de la
temporada turística en su momento más intenso.
En
julio y agosto, los habitantes de esta isla de las Cícladas hacen los
principales ingresos del año. Como en toda Grecia. El turismo aporta cerca del 17% del
PIB. Y los alemanes, sí,
los odiados alemanes, son el principal cliente. Cierto que esta isla, con su
célebre monasterio ortodoxo, recibe peregrinos todo el año. Pero estos apenas
pasan unas horas, todo lo más un día en la isla. Suben todos, muchos de
rodillas por alguna promesa, la cuesta hasta el santuario y rezan y beben su
agua bendita. Gastan en una comida, unas velas, un icono y todo lo más una
noche.
Son
los turistas europeos los que hicieron rica esta isla, que no está masificada
como Mykonos. Pero ni Tinos ni Mykonos son excepciones.Todo el sector
turístico, principal fuente de divisas de Grecia, ve estos días cómo se hunden
todos sus planes y esperanzas del año. El peor golpe en el peor momento. Nadie
pensó en ello. Nadie tenía nada previsto. ¿Por qué no propuso el referéndum el
primer ministro Alexis Tsipras hace
tres meses, cuando tenía sentido? No cuando la quiebra es un hecho y no hay ya
oferta vigente.
Nadie
pensó en la gallina de los huevos de oro. Y ahora agoniza. Si los bancos no
abren la semana que viene, le habrán cortado el cuello. Adiós a la temporada
turística entera, a la principal fuente de divisas de un país desesperado por
algún ingreso. En el que lloran jubilados ante los bancos y las amas de casa en
el mercado. Las tiendas están todas vacías porque ningún griego compra nada que
no necesite con urgencia y los dueños de los restaurantes vacíos saben que no
podrán pagar sus hipotecas.
Nadie
cobra, nadie paga
En
realidad desde el lunes nadie cobra y nadie paga. Los impuestos se dejaron de pagar hace
meses. Tras un par de años en los
que se había producido algún avance en la recaudación. Ahora nadie podrá aunque
quisiera. Marco, dueño de una taberna dice que en 2014, antes de que llegara
Syriza, por mal que lo hicieran los otros, había esperanza. Evgenia también es
de los que culpa a Tsipras. «En estos cinco meses han destruido todo lo hecho
en cinco años de inmensos esfuerzos».
No así
el carnicero Evangelos, que votará que «no» el domingo porque «hay que
levantarse contra el dictado alemán» y «nunca
estaremos peor de lo que estamos. Ni aunque viniera el Dracma que no vendrá».
Él, a sus 29 años, está convencido de que Europa ha urdido un plan para robar,
huir y humillar a Grecia. «No olvide que nosotros somos un país con muchos
recursos. No nos echarán del euro. No les conviene».
No hay
más que alguna pareja aislada de turistas. Si no abren los bancos el lunes
comenzará a haber problemas de transporte. Hay más división que nunca entre los
griegos sobre la culpa de esta tragedia. Lo
que comparten es la angustia que a todos asoma a los ojos.
0 comment(s):
Post a comment
<< Home