SIN LEYES HABRÁ HERIDOS
Por HERMANN TERTSCHABC Viernes, 31.07.15
En cualquier otro país, el mero anuncio de la voluntad de
delinquir de un candidato le acarrearía serias consecuencias
ANTONIO Baños es un miembro de ese ejército de periodistas
españoles cuya principal obsesión no es informar sino destruir el Estado de
Derecho. Eso puede tener mucho que ver con las facultades que imparten
periodismo. Como muchas de ciencias sociales y humanidades, se han convertido
en España en guarida y cantera de agitadores del totalitarismo izquierdista. Y
fuente de una ideología comunista que celebra a criminales desde una brutal
subcultura de la violencia y el desprecio a instituciones democráticas, Estado
de Derecho y el imperio de la ley. Como miembro destacado de esas camadas del
odio que nuestros gobernantes han permitido que se críen y multipliquen en esas
facultades, Baños se ha metido en política profesional como separatista y
comunista para destruir España y la democracia. E imponer esa dictadura del
proletariado que quieren también sus amigos de ETA, a los que tanto han
defendido, y sus camaradas de Podemos, con los que se disputan el voto pero
comparten los fines.
Lo primero que ha dicho Baños al ser proclamado candidato a
la presidencia de la Generalidad por la CUP es anunciar que cumplirá solo las
leyes que le gusten. Vamos, que violará todas las leyes que le plazca violar.
En cualquier otro país el mero anuncio de la voluntad de delinquir de un
candidato le acarrearía serias consecuencias. Como tarde a la hora de asumir el
cargo. Se exigiría el juramento o la promesa de respetar y hacer respetar las
leyes. Cualquier reserva, salvedad o añadido impertinente que desvirtuara el
juramento lo haría no válido y el personaje no accedería al cargo. Lo cierto es
que Baños no dice nada nuevo. La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, dijo
exactamente lo mismo. Y lo dijo después de haber sido elegida. Arturo Mas lo
dice todos los días. Que quienes acceden a sus cargos con voluntad expresa de
destruir el marco legal no sean inhabilitados es solo un síntoma más de las
tendencias suicidas de esta democracia española, abizcochada por el pensamiento
débil y con el músculo moral de una colonia de percebes. Esta costumbre de
convertir el acto solemne de juramento de lealtad a las instituciones y las
leyes en una zafia y procaz proclama de la voluntad de violar y destruir unas y
otras se remonta a los primeros incidentes aislados en este sentido de Herri
Batasuna y de sus amigos andaluces en Marinaleda. Pero impunidad y tolerancia
han generado una plaga en la que hoy podrían ser ya más quienes acuden al cargo
con la promesa de violar la ley que de respetarla. Sobre todo si contamos a los
socialistas que, aunque dicen defender la constitución, la violan de inmediato
al hacer posible en toda España que los enemigos de las instituciones y las
leyes copen cargos y responsabilidades de gobierno. Que Colau, que ha vivido
siempre de violar las leyes, ergo de delinquir, se una al presidente golpista
de la Generalidad para un frente sedicioso común es lógico. Que el PSOE sea
aliado de golpistas, sediciosos y totalitarios filoterroristas en toda España
no debiera serlo. Pedro Sánchez no ha llegado aún al cargo que ambiciona, pero
parece dispuesto a igualar a Rodríguez Zapatero en infligir daños irreversibles
al Estado de Derecho. De la grave responsabilidad que recae sobre el Gobierno
de Mariano Rajoy en este terrorífico deterioro de la estabilidad, legalidad,
integridad y seguridad en España seguiremos hablando. De las causas de que se
haya tolerado lo intolerable hasta hacerlo inevitable. Lo cierto es que cuando
un sinfín de partidos acuden a las urnas para destruir el marco legal, y las
leyes, sentencias y constitución se violan y desprecian impunemente, debemos
prepararnos para, cualquier día, comenzar a contar heridos.
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