¿QUÉ HACE BIEN C’S Y QUÉ HACE MAL EL PP?
Por HERMANN TERTSCH
ABC Domingo,
04.10.15
El PP se antoja un partido desarbolado en el que priman
intereses cuestionables privados
La
principal diferencia hoy sin duda está en el liderazgo. Albert Rivera supone
una inmensa aportación para su partido como hombre joven, presente y despierto,
con empatía, actual y preocupado. Rajoy es un lastre tremendo para el PP como
frío, aislado, miedoso, viejo por canoso de barba y poco sincero por teñido el
pelo, indolente, sin reflejos, ausente y carente de empatía con la ciudadanía.
Rivera es un plus total para Ciudadanos y Rajoy es un «minus» rotundo.
Por lo demás,
Ciudadanos es nuevo y no paga aún ni su indefinición ideológica ni lo que es un
evidente error como su líder de Andalucía ni sus acciones controvertidas como
el apoyo al PSOE andaluz. Que se ha producido con manifiesta condescendencia si
se compara con su actitud de fiscalización implacable hacia el PP en la
comunidad de Madrid.
Por el contrario, sus
éxitos son espectaculares. Y si éxito fue el resultado en Cataluña, este se vio
multiplicado por las imágenes televisivas de la celebración, con los coros de
«Yo soy español, español, español» o el «España unida jamás será vencida». El
PP jamás se habría atrevido a esas declaraciones más o menos espontáneas. Pero
además es probable que no se hubieran celebrado igual. Esas imágenes son
impagables. Como lo son los momentos en los que Albert Rivera rompió el tabú de
muchos años de hablar en español en el Parlamento de Cataluña. Por supuesto que
Ciudadanos ha disfrutado especialmente de la calamitosa trayectoria de Sánchez
Camacho a la cabeza del PP y sobre todo desde su célebre comida de la Carga y
el inaudito acuerdo para guardar silencio con la agencia de detectives. Aquello
debió zanjarse con su inmediata dimisión. Que no fuera así resultó demoledor
para la ya escasa credibilidad y atractivo del PP catalán.
El PP se antoja un partido desarbolado en el que
priman intereses cuestionables privados, muy anquilosado en épocas pasadas lo
que se agrava con la permanencia de personas como el propio Rajoy pero también
otros como Arenas, Fernández Díaz o Margallo que son personajes del pasado para
la mayoría de los jóvenes. Además se percibe que está paralizado por sus
interconexiones con la corrupción. Ciudadanos en cambio, pese a su evidente
superficialidad y falta de enjundia en sus planteamientos, es vista como una
organización joven, básicamente sincera y sin intereses que condicionen su
lealtad a promesas de reformas. Los jóvenes en el PP son vistos como títeres de
los viejos que defienden sus intereses, silencios y compromisos sospechosos.
Mientras en Ciudadanos son vistos como garantía de sinceridad de sus
planteamientos.
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