JOE RÍGOLI, EL REBAÑO Y LA JAURÍA
Por HERMANN TERTSCHABC Martes, 22.12.15
El proyecto izquierdista y disgregador de Zapatero ha
logrado convertirse en catalizador de todas las vocaciones cainitas
JOE Rígoli fue un
actor que entretuvo con mucho éxito a los españoles en los años setenta con una
coletilla que alcanzó inmensa popularidad en aquellos años de grandes
audiencias de la TVE única. Era su celebérrimo «Yo sigo» que pronunciaba sin
cesar su personaje Felipito Takatún. Rigoli murió a principios de este año en
Mar del Plata, a 10.000 kilómetros de la España de sus grandes éxitos
televisivos. Ayer resonó otra vez el «Yo sigo» y algunos volvimos a la niñez y
vimos ante nosotros a Felipito Takatún, inasequible al desaliento y a
sugerencias, consejos, deseos ajenos y adversidades propias. Porque, en un acto
de reafirmación personal y con manifiesta satisfacción, el presidente Mariano
Rajoy proclamó ayer que se presentará en el próximo Congreso del PP para seguir
en la jefatura del partido. Lo hizo ante la prensa en la sede de Genova 13
después de una reunión de la ejecutiva de su partido que no le pidió en coro la
dimisión irrevocable. Ni siquiera le exigió que una vez concluya sus intentos
de hacer gobierno, convoque un congreso para irse a su casa de una forma digna.
Tan solo su antecesor, José María Aznar le pidió ayer un «congreso abierto»
para que se vaya, sin decírselo muy alto y muy claro él, que fue el que lo
eligió. No, los dirigentes del PP no le pidieron a Rajoy que asuma la
responsabilidad de este proceso de destrucción sin igual del partido del
centroderecha español. Ni de lo que es mucho más grave, del deterioro general
de la seguridad y estabilidad nacional por el aumento, reforzamiento y
multiplicación de las amenazas de los enemigos del Estado y la Constitución. Al
contrario, volvió a quedar claro que los órganos del partido de Mariano Rajoy
solo sirven para ratificar opiniones de Mariano Rajoy y asumir la
responsabilidad de los errores, los fiascos y los fracasos de Mariano Rajoy, su
vicepresidenta y su grupo de amigos y ministros de mesa camilla.
Los fracasos son inmensos, se han acumulado en la
legislatura y su balance final más dramático está en la brutal intensificación
de la oleada ideológica del revanchismo izquierdista y separatista en España y
su implantación en el poder institucional en todo el territorio nacional y
ahora también, por lógica, en el Parlamento. El proyecto izquierdista y
disgregador de Zapatero ha logrado convertirse en catalizador de todas las
vocaciones cainitas y tentaciones totalitarias nuevas y viejas en España. Hasta
la situación grotesca actual en la que iniciativas totalitarias dirigidas por
gentes adiestradas y financiadas en dictaduras americanas ponen en jaque al
sistema y quieren convertir España en cien taifas leninistas. Y el gobierno de
Rajoy, con su soberbia, desidia e indolencia les ha dejado el campo libre, los
medios dispuestos y la impunidad total para crecer, expandirse y ahora tener un
inmenso poder intimidatorio sobre toda la sociedad. El PP se ha quedado sin
poder después de tenerlo todo y no usarlo más que para intrigas particulares y
agendas propias. Y cosecha un resultado demoledor que no le va a permitir
gobernar España en condiciones normales. Ahora pretende que algún
prestidigitador se saque de la manga una fórmula para cumplir sus pretensiones
de seguir gobernando como si nada hubiera pasado. Lo cierto es que sin un
rearme de los demócratas defensores de la Constitución, las mareas totalitarias
convertirán pronto a España en un país inhabitable. Tienen que ser otros
quienes emprendan la reconstrucción del Partido Popular y con él esa gran
alianza del consenso democrático contra los totalitarios. No serán Rajoy y su
particular rebaño quienes salven a la democracia de la jauría.
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