LA VENGANZA DE LA RAZÓN
Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 08.12.15
En dos semanas, los enemigos organizados de la democracia
han retrocedido más que nunca
Y van dos. En quince días nos han llegado dos espléndidas
noticias políticas para quienes creen en la libertad, en el carácter sagrado de
la persona y en la ley. Y nos han llegado nada menos que del subcontinente que
menos las genera tradicionalmente que es Latinoamérica. El 22 de noviembre, en
Argentina, el candidato Mauricio Macri daba el golpe de gracia a su rival
Daniel Scioli, que intentaba asumir el legado de los Kirchner como presidente
de Argentina. La derrota del peronismo en la segunda vuelta fue toda una
epifanía para quienes se niegan a creer en el determinismo histórico que
condena a ciertas naciones a miserias perpetuas. Absolutamente nada determina,
indica o sugiere que los argentinos tengan que sufrir ni pasiones ni
organizaciones ni instituciones políticas más infantiles, tóxicas, perversas o
tullidas que las demás naciones. Aunque en el último medio siglo, las élites y
las masas argentinas hayan pretendido hacernos creer que sí. Lo mismo cabe
decir de Venezuela, como Argentina, bendecida por todas los dones que la
Naturaleza puede dar, que también ha sabido convencernos de que la riqueza
puede ser la peor maldición para el desarrollo y la convivencia. Dos semanas
después de la derrota del peronismo en Argentina, hemos asistido este domingo a
la espectacular y dramática caída del chavismo, otra de las peores perversiones
del pensamiento político enquistadas todas en Latinoamérica. En realidad, la
perversión es la misma, por mucho que adquieran diversas marcas, según el
general y dictador que les dio su impronta. Amalgamados ideológicamente por el
marxismo y el antiimperialismo, estos nacionalismos socialistas logran fundir
fatuas legitimidades de los espadones del siglo XIX con la doctrina
revolucionaria comunista que la Unión Soviética promovió muy especialmente en
Latinoamérica a través de su único éxito, Cuba. Contó con la nefasta complicidad
política y cultural de la intelectualidad y de la izquierda europea que los
ayudó a hacer el daño que ellos no eran capaces de hacer en Europa. La Iglesia
católica echó una mano para empeorar las cosas.
Pero estamos de enhorabuena. No hablemos de los desastres
que promovieron los activistas de esta ideología en todo el subcontinente. Ni
del inmenso dolor, los ríos de sangre y las dictaduras de todo signo que
generaron los movimientos, bandas, organizaciones y partidos comunistas que
hicieron de Latinoamérica el escenario supremo del asedio revolucionario.
Porque tras quince años en permanente expansión gracias al talento y los
petrodólares de Hugo Chávez, de los narcodólares y las multinacionales y sus
tapaderas organizativas y los presupuestos de países miembros del Foro de Sao
Paulo, esa Internacional Comunista para ricos, los movimientos totalitarios en
la región encajan el más brutal de los golpes habidos. Argentina y Venezuela
abandonan el club del hampa internacional, del socialismo del siglo XXI. Es la
venganza de la razón frente al veneno ideológico populista. Con efectos
dramáticos. Imaginen que las FARC sean combatidas por sus hasta ahora socios en
ese inmenso portaviones para la droga hacia EE.UU. y Europa en que han
convertido a Venezuela los Castro y Chávez y Maduro. Imaginen que Cuba deja de
percibir sus 100.000 barriles diarios gratis. Imaginen que salen a la luz
génesis y pago de operaciones subversivas y terroristas contra democracias en
todo el mundo, desde Líbano a EE.UU., desde Indonesia a España. En dos semanas,
los enemigos organizados de la democracia y la sociedad abierta han retrocedido
más que nunca con guerras de insurgencia. Solo con votos e información. Que
promueva verdad y sentido común. Si pueden triunfar en Argentina y Venezuela,
países acostumbrados a que la riqueza pague la magia, también lo hará en otras
sociedades más sobrias que necesitan tanto como ellas un nuevo ciclo de
libertad hacia el bienestar y el desarrollo.
0 comment(s):
Post a comment
<< Home