VENEZUELA ESPERA QUE LAS URNAS LE DEVUELVAN LA DEMOCRACIA
Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Caracas
ABC Lunes, 07.12.15
La esposa de Leopoldo López asegura a ABC en la jornada
electoral que estamos en «el inicio del cambio» La oposición denuncia irregularidades al cierre de los colegios y exige un
recuento manual de las papeletas
La oposición critica la ampliación del horario de votaciones
decretada por el régimen, denuncia irregularidades y exige un recuento manual
de los votos
Lilian Tintori, mujer del opositor venezolano encarcelado,
ayer al depositar su voto en un colegio de Caracas
Todos los sondeos daban una victoria a la oposición en las
elecciones que ayer se celebraron en Venezuela y cuyos avances de resultados se
esperaban para altas horas de esta pasada madrugada. Por primera vez en 17 años
el chavismo parecía a punto de perder la mayoría en el Parlamento tras una
jornada electoral que hasta media tarde se habían celebrado sin mayores
incidentes.
Mientras, eso sí, no cesaban los rumores y los temores de
posibles enfrentamientos callejeros. Se reportaron, como es habitual en las
elecciones venezolanas, centenares de irregularidades de diverso tipo, que iban
desde fallos en las máquinas de votación, el voto de muertos o intimidaciones
por grupos chavistas a las puertas o cercanías de los colegios. Pero la sombra
del fraude masivo, el temor al pucherazo chavista, llegó al cierre de los
colegios electorales cuando se supo que el Consejo Nacional Electoral (CNE)
ordenaba prorrogar una hora más el horario de votación, en contra de la opinión
del propio director del CNE, Luis Emilio Rondón, que criticaba la medida.
El caso es que dos horas después del cierre programado para
los centros de votación, en muchos se seguía votando. Los principales
dirigentes opositores, entre ellos Henrique Capriles y Lilian Tintori, esposa
del encarcelado Leopoldo López, criticaron los retrasos en el cierre de los
colegios y exigieron un recuento manual de las papeletas.
Varios miembros de la cúpula del régimen como el presidente
de la Asamblea, Diosdado Cabello, violaron abiertamente la ley electoral. Pero
eso casi no tiene importancia a la vista de la masiva violación que suponían
todos los programas televisivos militantemente chavistas con programas de exaltación
de Chávez y el socialismo y demonización del imperialismo, de la derecha
nacional e internacional y del capitalismo.
La oposición lanzó durante todo el día un mensaje de
optimismo y confianza en la victoria. Aunque las especulaciones sobre el fraude
eran muchas. Habían incluso quienes hablaban de la posibilidad de que el
resultado diera una mayoría a Maduro lo que todos los sondeos excluyen. Ese
escenario es uno de los más temidos porque la rabia por el fraude evidente
podría generar graves disturbios. Y posibilidad de una trágica evolución.
El presidente Nicolás Maduro fue a votar a las 14.21 en el
populoso barrio de Sucre en Caracas, siempre enfocado en las televisiones con
un plano cerrado para que no se percibiera que las multitudes en su entorno apenas
eran unos grupos de centenares de activistas y sus propios acompañantes
oficiales. Pocos aplausos para un Maduro que, según últimas informaciones, no
solo es el enemigo a batir por una oposición que se ve ya vencedora en la
batalla por los 167 escaños de la asamblea, sino también por sectores chavistas
y militares que buscan una fórmula pacífica de salir del naufragio económico,
político y social y del aislamiento internacional.
Preguntas preparadas
En su largo discurso presentado como respuesta a cuatro
preguntas preparadas, Maduro ni mencionó la posibilidad de que su Gran Polo
Patriótico (GPP) del oficialismo pudiera perder el poder en la Asamblea ante la
Mesa de Unidad Democrática (MUD). Pero sí insistió en que la victoria del
chavismo es la única garantía de la paz. Y dejó claro que mantiene voluntad
inquebrantable de proseguir con los «avances» del socialismo, de una revolución
que habían comenzado ayer hace 17 años y que, según el presidente, es hoy «el
ancla de la estabilidad de América Latina», «la pieza clave de una América
realmente independiente» por primera vez en su historia. Los únicos aplausos
que logró ayer arrancar Maduro a los suyos fueron respuesta a alabanzas al
caudillo muerto y omnipresente, a Chávez, al «padre, al maestro y líder redentor»,
como dijo.
Maduro tenía en la jornada electoral un mensaje claro que
difundir más allá del llamamiento a vencer a la fuerte desmovilización que ha
sufrido el oficialismo. El presidente quiso transmitir que más allá de los
resultados de estas elecciones, Venezuela tiene un compromiso inquebrantable
con la revolución que abrió una época que acaba de comenzar y que es guía y
ejemplo para toda Latinoamérica en su lucha contra «el imperialismo y contra la
derecha parasitaria y el golpismo. Si pasara algo en Venezuela sería grave para
toda América. Por eso lo ha intentado esa derecha». «Somos víctimas de un
ataque inclemente». «Es lo mismo que le hicieron a Allende en Chile». Según
dijo, los ataques al régimen son una ofensiva orquestada contra todas las fuerzas
progresistas en Latinoamérica con la que explicó absolutamente todos los
problemas que aquejan actualmente de forma brutal a Venezuela. Según Maduro esa
conspiración derechista contra Venezuela como punta de lanza del progresismo es
la causante de la caída del precio del petróleo «por motivos geoestratégicos»,
de los sabotajes en la producción, del desabastecimiento y de una infinidad de
artimañas de esa «derecha parasitaria» que quiere impedir a toda costa que
triunfe el socialismo. Pese a ello, dijo, él ya ve en un futuro próximo una
recuperación para «volver al crecimiento», a la producción y a la superación de
los actuales problemas. Maduro se atrevió a decir en Sucre que si Venezuela
mantiene el rumbo no estará lejos la superación de la terrible situación de
angustia que sufre toda la sociedad. En realidad la inmensa mayoría de la
población, según los sondeos, opina exactamente lo contrario.
Escasa vigilancia
Mientras Maduro no salía de su habitual llamamiento a luchar contra el permanente golpe de Estado de la derecha, la oposición intentaba multiplicar su presencia para reducir a un mínimo las irregularidades. Pese a que la ausencia de observadores internacionales acreditados para inspeccionar los colegios volvieran a hacer mucho más difícil dicho control. Los únicos observadores convenientemente acreditados eran los de Unasur, la mayoría de países de influencia chavista. Algunos hicieron declaraciones elogiosas del chavismo en las televisiones oficiales en plena jornada electoral. El expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, dijo ayer que él tenía confianza en los observadores de Unasur. En todo caso esa confianza no era compartida por la oposición venezolana. Cuando la mujer de Leopoldo López fue a votar no le pudieron acompañar algunos de los observadores independientes como el expresidente colombiano Andrés Pastrana. Observadores oficialistas como Patricia Rodas, exministra hondureña, agitaron ayer al máximo contra la prensa extranjera, contra las democracias occidentales, el capitalismo y las mentiras contrarrevolucionarias.
Mientras Maduro no salía de su habitual llamamiento a luchar contra el permanente golpe de Estado de la derecha, la oposición intentaba multiplicar su presencia para reducir a un mínimo las irregularidades. Pese a que la ausencia de observadores internacionales acreditados para inspeccionar los colegios volvieran a hacer mucho más difícil dicho control. Los únicos observadores convenientemente acreditados eran los de Unasur, la mayoría de países de influencia chavista. Algunos hicieron declaraciones elogiosas del chavismo en las televisiones oficiales en plena jornada electoral. El expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, dijo ayer que él tenía confianza en los observadores de Unasur. En todo caso esa confianza no era compartida por la oposición venezolana. Cuando la mujer de Leopoldo López fue a votar no le pudieron acompañar algunos de los observadores independientes como el expresidente colombiano Andrés Pastrana. Observadores oficialistas como Patricia Rodas, exministra hondureña, agitaron ayer al máximo contra la prensa extranjera, contra las democracias occidentales, el capitalismo y las mentiras contrarrevolucionarias.
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