LOS VENEZOLANOS YA LE HAN PERDIDO EL MIEDO AL RÉGIMEN
Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Caracas
ABC Domingo,
06.12.15
Pese a las amenazas de violencia, hay más terror a que todo
siga igual en el país
Cola de venezolanos junto a un cajero automático, este viernes en Caracas - Reuters
«Si hacemos cola para todo, para comer, mañana haré
cola con gusto para votar. A las seis de la mañana estaré allí. Y que pase lo
que tenga que pasar. Hay que echarlos. Ellos no quieren soltarlo. El coroto. No sé lo que harán.
Pero o nos vamos al fondo o se acomoda esto. Porque lo que hay ahora no es
vida». Esta reflexión de un obrero de la construcción en pleno centro de
Caracas refleja bien la actitud de esa gran mayoría que se prevé vote este
domingo por la oposición y contra el chavismo en las elecciones
legislativas venezolanas. Hay casi tanto terror a la
continuidad de la agonía como al enfrentamiento sangriento. Quizás porque el
derramamiento de sangre en Venezuela es ya intensa y trágica cotidianidad.
Son las primeras elecciones de la era chavista en la que los
sondeos excluyen la posibilidad de una victoria oficialista. Eso pese a todas
las irregularidades y los ventajismos denunciados por observadores internos y
externos. No hay fraude que pueda ocultar una diferencia de más de 30 o 40
puntos. El régimen no ha autorizado más observadores electorales que los de sus
simpatizantes ideológicos de Unasur. No habrá fiscalización y seguimiento real
externo del proceso del ejercicio del voto y el recuento.
Todos los
sondeos dan como vencedora a la Mesa de Unidad Democrática (MUD) frente al Gran Polo Patriótico (GPP) de Nicolás Maduro y el oficialismo chavista que gobierna Venezuela desde que llegó
al poder Hugo Chávez Frías en febrero de 1999. Casi 17 años
después, Venezuela es un país destruido en su economía, sus infraestructuras y
su tejido social y productivo. Es una sociedad
profundamente dividida en la que campa el odio, la desmoralización, el
desprecio a la ley, el delito generalizado e impune y la inseguridad han
alcanzado niveles terroríficos con más muertes violentas que muchas regiones
técnicamente en guerra.
Las
incógnitas son muchas. Los temores inmensos. Hay quienes descartan que haya una
salida pacífica a una situación en la que el régimen por boca del presidente
Nicolás Maduro ha advertido con amenazas que responderá a un revés en las urnas
con su salida a la calle para una defensa armada de la
revolución.
No se sabe por tanto si dejarán votar en paz hasta el final las milicias y
colectivos armados del chavismo. Más aun, no se sabe si respetarán esta vez el
cierre de colegios a su hora. Sin prolongar su apertura por la fuerza para
transportar a las urnas en coacción masiva y bajo supervisión a quienes no lo
hayan hecho. Así se produjeron vuelcos
significativos y, según se asegura, decisivos para la victoria chavista en las últimas elecciones
presidenciales entre Maduro y Henrique Capriles.
¿Saldrán
esos temidos colectivos chavistas que cuentan con armamento de guerra para
hacer frente a una oposición desarmada que intentará cerrar los colegios a la
hora estipulada? ¿Habrá una reacción del
ejército o de parte del mismo para obligar a Nicolás Maduro a respetar los
resultados? Algunas fuentes dicen que es el momento para que el ejército se
separe y reniegue del compromiso con un chavismo que se hunde en el fracaso, el
rechazo y el oprobio por el colapso de la economía, el desabastecimiento y la
violencia. Que encontraría simpatías tanto en la oposición como en el exterior
para que sean olvidados muchos de sus «pecados» en estos 17 años de máximo
protagonismo. Muchos otros dudan de que el ejército, que tiene gran parte de la cúpula
implicada en los inmensos negocios ilegales del régimen, desde el
cambio de moneda, el contrabando de bienes, incluida la gasolina y el
narcotráfico, sea capaz de semejante golpe liberador.
Vigilar al vecino
Nadie duda de que hoy la coacción será de nuevo masiva. Que las estructuras organizativas del chavismo actuarán a pleno rendimiento para impedir al menos que la victoria de la oposición integrada en la MUD sea masiva y pueda alcanzar o acercarse a una mayoría cualificada. Ha demostrado ser muy eficaz el sistema del «Uno por diez» en el que cada militante tiene responsabilidad del control del voto de diez personas de su entorno laboral o de vivienda a las que controla, recoge y vigila mientras votan. Aunque muchas voces dicen estos días en Caracas que la dramática situación de este pasado año ha quebrado tanto las estructuras del chavismo como los miedos a desobedecer. Que hay mucho más miedo a que todo siga igual. El pulso comenzó a las seis de la mañana. En las próximas horas y días se sabrá si Venezuela avanza hacia una solución pacífica a su tragedia o esta adquiere aun peores dimensiones en la violencia.
Vigilar al vecino
Nadie duda de que hoy la coacción será de nuevo masiva. Que las estructuras organizativas del chavismo actuarán a pleno rendimiento para impedir al menos que la victoria de la oposición integrada en la MUD sea masiva y pueda alcanzar o acercarse a una mayoría cualificada. Ha demostrado ser muy eficaz el sistema del «Uno por diez» en el que cada militante tiene responsabilidad del control del voto de diez personas de su entorno laboral o de vivienda a las que controla, recoge y vigila mientras votan. Aunque muchas voces dicen estos días en Caracas que la dramática situación de este pasado año ha quebrado tanto las estructuras del chavismo como los miedos a desobedecer. Que hay mucho más miedo a que todo siga igual. El pulso comenzó a las seis de la mañana. En las próximas horas y días se sabrá si Venezuela avanza hacia una solución pacífica a su tragedia o esta adquiere aun peores dimensiones en la violencia.
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