UN REGALO ARGENTINO
Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 24.11.15
El mero hecho de que haya triunfado un discurso combativo de
denuncia de las perversiones que atan a Argentina al tercermundismo resulta
esperanzador
ES cierto que hay mucha acritud en la vida política
española. Que el revanchismo y el guerracivilismo han acabado con la razonable
cordialidad que reinaba en la política desde la transición hasta allá el año
2000. Pero siempre hay sitio para el humor. Así, nadie negará que tenemos una
izquierda muchas veces muy graciosa. Aunque siempre desde luego de forma
involuntaria. Hace gracia ver cómo se emociona en defender la miserable
dictadura de Cuba que dura ya 57 años, mientras se escandaliza solemnemente con
la de Pinochet, que duró 16 –la brevedad es una calidad en la dictadura–, y
acabó hace más de un cuarto de siglo, y se disolvió voluntaria y pacíficamente
dejando un Chile en magnífico estado. Pero ayer estaba especialmente divertido
su sector tertuliano radiofónico explicándonos las bondades de Juan Domingo
Perón, ya saben, aquel militar argentino que llegó al poder mediante un golpe.
No solo con Fidel Castro y con Hugo Chávez demuestra la izquierda española una
y otra vez su debilidad por los milicos «aliados con el pueblo». Por eso, y por
la quiebra de seguridad que supuso, tuvieron muchos escalofríos cuando se supo
que las Fuerzas Armadas de España han estado años bajo órdenes de un militar
que se ha revelado como un enemigo de nuestra Constitución. Y colaborador de
asesores de militares golpistas como los dirigentes de Podemos.
Nada hay tan entretenido como un izquierdista español
liándose en la madeja explicativa del peronismo, ese pensamiento mágico que
convierte a los obreros en matones, a los sindicalistas en hampones y a los
políticos en mafia. No hay mal más pertinaz en el Cono Sur que esa pócima de
mentira y violencia que, más que ideología, ha sido pretexto para el expolio
organizado y la total injusticia en desorden. Nuestros infatigables
antifranquistas aquí se nos hacen peronistas sin saber lo mucho que se
parecieron Perón y Franco. Perón no se inspiró en la política social de
posguerra de Franco con José Antonio Girón de Velasco. La copió directamente. Y
eso casa fatal para un análisis con los anteojos de prisma antifranquista. Difícil
explicar Argentina y todo. Ese prisma los deja ciegos. Por eso no hacen ya
política con la realidad y pretenden hacerla con los sentimientos, eso que
suele acabar tan mal.
Estaban lamentando esos tertulianos la mejor noticia
política que nos llega de Argentina en décadas. La victoria de Mauricio Macri
en las elecciones presidenciales no garantiza nada en un país postrado por el
desprecio a la ley, el entramado ilegal y brutal de intereses, la arbitrariedad
sistemática, la cultura del abuso y la mentira. Con un cinismo paralizante que
impregna a toda la sociedad. Pero el mero hecho de que haya triunfado un
discurso combativo de denuncia de las mayores perversiones que atan a Argentina
al tercermundismo resulta esperanzador. No solo para esta nación que siempre
sorprende por su capacidad de hacerse daño y mutilar sus inmensas
posibilidades. Es una esperanza para toda Latinoamérica, porque cae un baluarte
importante del entramado del «socialismo del siglo XXI», la inmensa mafia
político económica del llamado Foro de Sao Paulo. Bajo el carisma, talento
organizativo y los petrodólares de Chávez lograron tener inmenso poder
hegemónico en Suramérica con su organización multinacional ideológica de
gobiernos, compañías, carteles, organizaciones políticas, terroristas y
subversivas en todo el mundo. Los Kirchner, la mafia bajo bandera peronista,
eran pieza principal. El mundo es hoy –como dicen los norteamericanos cuando
muere un enemigo– un lugar un poquito mejor. Gracias a los argentinos. Y
veremos los efectos de esta esperanza sobre Venezuela, la mayor víctima de la
aventura ideológica demente y criminal del socialismo del siglo XXI, que vota
el próximo día 6 de diciembre.
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