EL GUIÑO HONRADO DE TORTOSA
Por HERMANN TERTSCHABC Martes, 31.05.16
Cataluña no solo se arruina. Entra en una quiebra que Madrid
impide sin imponer un cambio de rumbo
LOS vecinos de Tortosa han decidido en referéndum no
destruir un monumento conmemorativo de la Batalla del Ebro que, como nadie
discute al menos hasta hoy, ganaron las tropas de Franco. Con aquella victoria
quedó expedita la vía del avance hacia la muy fácil toma de Barcelona y la
caída de toda la resistencia republicana en el noreste. Es notable la decisión
de Tortosa. Pese a la masiva presión por eliminar todo vestigio del monumento
por parte de la izquierda separatista, que por supuesto acabó llamando
«franquistas» a los partidarios de preservarlo, casi un 70% de los votantes optó
por mantenerlo. Es más que una anécdota. Es una pequeña pero rara y preciosa
victoria del sentido común popular sobre la escuela del odio y su imponente
maquinaria política y mediática de intimidación. Es un gesto que cuestiona la
lógica implacable de la destrucción revanchista del recuerdo real para
suplantarlo por la memoria artificial y mentirosa. Supone por ello un nada
común gesto de libertad de criterio. Precisamente cuando se manifiestan con
especial crueldad los nefastos resultados de la falta de esa libertad que
impone en Cataluña el pensamiento único dictado por el fanatismo
anticonstitucional y antiespañol. Y se sufre la falta de libertad y de la
inexistencia de una narrativa diferente, opuesta, integradora, cívica,
española, nacional y constitucional. Cataluña ha entrado en una deriva de
deterioro general. Que se debe al masivo desprestigio que las leyes y su
defensa en una región en permanente estado de excepción con instituciones que
subsisten y se legitiman en la ilegalidad y la rebeldía. Sin que los poderes
del Estado, responsables últimos de la defensa de leyes y Constitución, hayan
cumplido con su deber de garantizar la vigencia e imposición de la ley en todo
su territorio. Los efectos del desprecio a las leyes están ahí. La deuda
catalana ya tiene una calificación de bono basura, comparable a la de
Bangladesh o Nigeria.
Pero Cataluña no solo se arruina. Y entra en una quiebra que
Madrid impide sin imponer un cambio de rumbo. No fuera a entenderse como un
giro hacia la defensa real de los intereses de todos los españoles. Menudo lío.
Está en quiebra y además en caos. Inaudito es que los poderes de un Estado del
Primer Mundo asistan impasibles e inactivos al colapso de todos los criterios
de racionalidad en el gobierno de parte de su territorio. Inaudito es que
asistan con la misma indolencia al secuestro de la capital de la región por
unas hordas de delincuentes. Hace muchos años ya que la necia equiparación
entre orden y ley y dictadura generó en toda España, pero en Cataluña de forma
extrema y particular, una subcultura de la transgresión. Se extendió gracias a
su prestigio en la izquierda y a la cobardía y los complejos de la derecha en
combatirla. En las regiones con fuerzas separatistas el frente contra la
legalidad ha gozado además del apoyo de las instituciones autonómicas. Hoy una
de las regiones más ricas y más mimadas de España no solo es la más corrupta,
la menos libre, la más insegura jurídicamente y la más violenta. Se van
cumpliendo todas las disfunciones que llevan al estado fallido. Todo proviene
de esa inmensa mentira sobre pasado y presente del mito antifranquista de la
izquierda y el separatismo.
En Cataluña ha tenido la más tóxica de sus combinaciones. Y
ya es religión oficial laica del régimen separatista. Frente a tan poderosa y
falaz miseria moral, histórica y política, el gesto del voto de Tortosa es como
un guiño de honradez, de veracidad, de ese sentido común que hubo y quizás
subsiste agazapado en la sabiduría del pueblo y algún día volverá.
0 comment(s):
Post a comment
<< Home