The Unending Gift

viernes, septiembre 09, 2016

TODAVÍA NO ESTAMOS AHÍ

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Domingo, 21.08.16


Este nuevo requerimiento judicial hace que los correos persigan a Clinton hasta el final de campaña

Puede que sea demasiado tarde para una recuperación de la campaña de Donald Trump que ha tenido un agosto catastrófico y cuyos intentos de enmienda siempre son menos conseguidos que sus errores. Pero es demasiado pronto para decir que Hillary Clinton ya ha ganado estas elecciones presidenciales que para muchos pasan a la historia como el voto entre la peste y el cólera. El mismo día que todo el ejército mediático volcado en favor de la candidata demócrata atacaba masivamente a Trump para desacreditar sus disculpas públicas por sus excesos retóricos y neutralizar sus propósitos de enmienda, un juez federal de Washington llamaba a Clinton a declarar sobre el uso de un servidor privado para la transmisión de mensajes de alto secreto. Clinton atribuye a despistes esta práctica que, según el FBI, dinamitó la confidencialidad de mensajes del Departamento. Fuerzas conservadores insisten en perseguir estos hechos por vía penal.

Es posible que Trump haya mostrado en este mes unas cotas de incompetencia técnica en el puro oficio de político, de manejo de información y dominio de sí mismo, que lo haga definitivamente «no votable». Eso en condiciones normales dejaría la vía libre para Clinton. En condiciones normales. No es el caso. Porque este nuevo requerimiento judicial hace que los correos persigan a Clinton hasta el final de campaña y porque se intuye que aun puedan surgir otros cadáveres en armarios insospechados. Y eso que ella ha tenido la inmensa suerte de que la guerra sin cuartel, sin reglas y sin escrúpulos de todo el establishment, y especialmente de los medios de comunicación contra el candidato Donald Trump propiciando una parcialidad en su favor inaudita en una campaña presidencial. Traducida en general benevolencia en el tratamiento mediático de los indicios y pruebas de ventajismo, fraude, codicia, corrupción y mentiras de la candidata. Trump puede sucumbir por la brutalidad de sus opiniones y la crudeza de sus actitudes. Clinton puede ganar pese a ser el candidato de peor reputación en cuanto a credibilidad, honradez y franqueza. Pero todavía no estamos ahí.

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