LEYENDAS NEGRAS
Por HERMANN TERTSCHABC Martes, 29.11.16
La Leyenda Negra fue precursora de la hoy permanente mentira
sobre la Guerra Civil
«MI abuela servía a señoritos y hoy su nieto está en el
parlamento cagándose en sus muertos». Pablo Iglesias, autor de esta frase tan
poco académica, no se refiere a los muertos de su abuela. Sino a los muertos de
los señoritos que son esos enemigos de clase. De ellos hablaba al presentar a
un grupo rockero notorio por su apología del terrorismo y su culto al odio y la
violencia. Iglesias se ciscaba en las víctimas de su abuelo, el chequista
enchufado después por el franquismo, y de Marcos Ana, ese asesino devenido en
mentiroso poeta, también perdonado por Franco, al que Iglesias enterraba con
honores. Al que, por cierto, todos los periódicos calificaban como el «preso
político más antiguo del franquismo». Ninguno explicaba por qué estuvo en la
cárcel. Ni aclaraba qué tiene de «preso político» quien cumple condena por
asesinar a sangre fría a civiles desarmados e inocentes por ser cura, creyente
o monárquico. Iglesias ha dejado claro que los autores de esos crímenes son
hombres ejemplares para él y su gente. Los ejemplos están para emularlos. Esta
apoteosis de odio político y mentira escenificada por un parlamentario es
inconcebible en otro país europeo. Como otras de comunistas y separatistas como
Rufián, Tardá, Garzón, Otegui o cualquier sobaco de las CUP. Discrepan entre
ellos. Pero tienen de aglutinante eficaz ese odio irracional, cuasi religioso,
que le profesan a España. A la España madrastra. A unos les ofende el
privilegio insatisfecho, a otros en el agravio comparativo. La culpa siempre de
una España que, destruida, los liberaría a todos de sus penas.
Hoy se presenta en Madrid un libro que nos habla de cómo la
mayor gesta civilizadora de la historia universal, que fue sin duda la
conquista de América por España, acabó siendo algo por lo que muchos españoles
piden perdón. Gracias a la habilidad de enemigos de España fuera y ante todo
dentro de sus fronteras. Iván Vélez es un arquitecto dedicado a la
investigación histórica y discípulo del gran Gustavo Bueno. Ha escrito contra
las pestes del pensamiento débil. Sobre «Podemos: ¿comunismo, populismo o
socialfascismo?» Y en 2014, «Sobre la leyenda negra». Ahora vuelve sobre esta
senda que inició hace justo cien años aquel brillante Julián Juderías que, muy
significativa e injustamente, España tiene olvidado. Y lo hace con «El mito de
Cortés. De héroe universal a icono de la leyenda negra». Juderías ya desenmascaró
muchos de los artificios en que se basa la falaz, intoxicadora e interesada
Leyenda Negra. Vélez expone cómo Cortés, aún el héroe absoluto en el Siglo de
Oro, sufre el cainismo español tanto como la necesidad inicial del México
revolucionario que una épica nacional contra Cortés. Pero en México muchos
entendieron pronto a Cortés como el primer mexicano, el fundador que suma
identidades y proyecta a México como el centro de la hispanidad que es hoy. Y
con y por amor a la verdad superaron el odio mucho más y antes que tantos
españoles del siglo XX y XXI. La odiada madrastra España. Aunque perdure el
ejemplar momento de dignidad y honra patria del socialista Indalecio Prieto en
el exilio con su mensaje a los mexicanos en plena polémica sobre los huesos de
Cortés. La mezquindad niega siempre la grandeza que no concibe, lo mismo en la
enormidad de la conquista de América que en la reconciliación nacional habida
en España después de 1975 y dinamitada en pasados lustros. La Leyenda Negra fue
precursora de la hoy permanente mentira sobre la Guerra Civil. La lucha por la
verdad no tiene fin ni puede resignar frente al inagotable odio a España de
quienes viven para una revancha contra la historia.
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