LA MEJOR DEMOCRACIA DEL MUNDO
Por HERMANN TERTSCHABC Martes, 08.11.16
Es probable que gane Clinton. O no. Pero en un caso como en
el otro, EE.UU. será mañana la misma mejor democracia del mundo
EN algún instante a lo largo de la próxima madrugada
sabremos quién es el próximo presidente de los Estados Unidos. Pero sea quien
sea quien gane, Hillary Clinton, del Partido Demócrata, o Donald Trump, del
Partido Republicano, puede ser cualquiera de los dos, ni va a estallar mañana
una guerra mundial ni vamos a tener fascismo en el único gran país de la tierra
que siempre ha vivido en libertad y democracia. Que ha rescatado democracias en
todo el mundo y especialmente en Europa, donde cada pocas generaciones las
naciones se entregan a algún totalitarismo con esa combinación tan suya de
fanatismo y cobardía. Es grotesco ese alarde de arrogancia de los europeos.
Políticos y periodistas, así como esa cuadra remanente de intelectuales,
símbolo de la putrefacción europea, han alcanzado en las últimas semanas el
paroxismo en su histeria colectiva. Los hay que anuncian el fin del mundo con
la victoria de Trump. Sin ninguna vergüenza. Son los que se dicen moderados,
racionales y equilibrados frente a la desmesura del populismo. Toda la Europa
socialdemócrata de derechas y de izquierdas se ha unido al movimiento que en
EE.UU. integran todas las elites, las exitosas y las fracasadas. Y todo el bien
pensar. Juntos han hecho de Donald Trump el símbolo del mal absoluto. Juntos en
la lucha tan gratificante con una victoria segura con el bien contra el mal.
Además en impecable compañía. Los ricos más ricos con los pobres más pobres. Wall Street con Hollywood. Los
panteras negras con los mormones. LGTBI con los funcionarios. Las feministas
con el clero católico. Chomsky con Beyoncé. Y el periodismo en bloque. Todos
bajo el palio de la corrección política impecable contra el Mal. Y contra su
creciente masa de votantes despreciada como «basura irrecuperable» en palabras
de Hillary. Al final se ha torcido el paseo militar. Y no han podido contra
alguien que no ha hecho trampas como Hillary en primarias, con la mitad de la
mitad de su dinero y con todo el aparato mediático del mundo en contra, así
como la obscena injerencia en campaña de la Casa Blanca.
El hecho es que el frente de la mesura contra la desmesura
de Trump ha resultado tan desmesurado como él en sus ataques. El frente contra
la intolerancia de Trump aplasta con brutal intolerancia todo lo que denuncie
las muchas fallas de carácter y mentiras de la falsa Juana de Arco. El frente
contra los insultos de Trump insulta a Trump en un concurso de injurias sin
precedentes ni límites. Visto desde España, produce hilaridad y vergüenza ver a
los medios de comunicación tratar a Trump como a un Hitler o Stalin. Todos los
medios repiten sus mantras beatíficos intercambiables contra Trump. Los mismos
que han mimado, cuando no jaleado, a comunistas obedientes a regímenes
criminales y empeñados en destruir España y su Constitución. Trump ha
manifestado siempre su compromiso con la Constitución Americana. Mientras ella
la quiere modificar en todo lo que convenga al izquierdismo cargado de
ideología de genero, de aborto a la carta, discriminaciones positivas, control
de armas y vidas, intervención y delación. Trump puede ser un accidente del
sistema. Pero también ella. Él sabe de poco. Ella sabe demasiado. Él dice lo
que piensa, ella nunca. Es probable que gane Clinton. O no. Pero en un caso
como en el otro y pese a todo lo habido, EE.UU. será mañana la misma mejor
democracia del mundo. Con infinidad de problemas viejos y nuevos. Pero con una
separación de poderes que los europeos no conocemos. Y unos controles mutuos y
equilibrios que acabarán con el presidente si viola las reglas. Hipótesis por
cierto no menos probable con Clinton que con Trump.
0 comment(s):
Post a comment
<< Home