LA SALVADORA DEL MUNDO
Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 06.06.17
Merkel es la emperatriz de una Europa que se inunda por
todas las esquinas, pero en la que nada se hace contra su voluntad
CONMUEVE ver cómo se opina de un tiempo a esta parte de la canciller
alemana Angela Merkel en España. Nuestros periodistas se han convertido en masa
en entusiastas apologistas de la canciller alemana que en todos los medios es
elogiada como sensible, generosa, compasiva, femenina, tolerante, estadista con
visión de futuro y hasta mujer simpática. Tiene gracia para quien tenga un poco
de memoria. Porque lo dicen los mismos medios y periodistas que, desde que
llegó al poder, en la crisis de Grecia, del euro y de la política de
austeridad, desde 2005 a 2015, la tachaban de cruel, inhumana, implacable,
zafia, corta, miserable y mezquina, egoísta y rapaz, carente de glamour,
malhumorada protestante y, faltaría más, nazi, vigilante de campo de
concentración o la misma reencarnación de Hitler, Himmler, Goebbels o Göring. La
vilipendiada Merkel, la que tenía bigote de alférez austriaco para todos los
graciosos de izquierdas, ahora es la defensora de la multiculturalidad, el
símbolo del «Refugees Welcome», la líder heroica del frente contra Trump y la
dama del ecologismo y el pacifismo. Merkel es la Madre Bondad o el mito del
Bien.
Los insultos, desprecios y condenas se los granjeó Merkel
porque demandaba racionalidad y rigor en las cuentas y en la política económica
y monetaria en la Unión Europea. Todos los piropos los recibe ahora por haber
renunciado a esa racionalidad y abanderar aparataje y mensaje del
sentimentalismo buenista. Todo el terreno de la llamada moderación es ya una
finca moral de Merkel. Pareció flojear cuando hizo tambalearse el sistema de
servicios y el orden público en Alemania en 2016 ante la avalancha de
inmigración ilegal permitida. Hoy la finca parece controlada. Nada ni nadie
puede cuestionar el dictado de la bondad socialdemócrata sin que le tachen de
nazi, le cierren el facebook y le condenen a la muerte civil. El enemigo del
nuevo imperio moral alemán es «el populismo», todo lo que moleste a Merkel,
desde Trump a quien quiera espacio a su derecha. La izquierda no tiene opción.
Así, Merkel es la emperatriz de una Europa que se inunda por todas las esquinas,
pero en la que nada se hace contra su voluntad. El giro de la opinión sobre
Merkel en España es lógico, dominada como está la comunicación por un
izquierdismo que comparte el sentimentalismo de Merkel. Peligrosos son los
efectos en la propia Alemania y su daño brutal a pluralismo y debate en Europa.
Ella es la líder populista más poderosa desde 1945 en un país que se moviliza
como el enemigo número 1 de Donald Trump, es decir como punta de lanza
pacifista, ecologista, animalista, multiculturalista, y feminista. Una Alemania
decidida a salvar al mundo de Trump, ahora que el antiamericanismo se disfraza
de antifascismo.
Un actor y tonto contemporáneo llamado Richard Gere
declaraba hace poco que «Alemania es el país más progresista, moral y sabio de
este planeta». Lo malo es que los alemanes se lo vuelven a creer. Y retornen al
lema que es origen de sus grandes males y que dice «Am deutschen Wesen soll die
Welt genesen» (El mundo ha de curarse con la esencia alemana). La gran ofensiva
político sentimental para imponer en Europa una profunda transformación social,
cultural y étnica es la única vía en que tiene el malogrado sistema
socialdemócrata de sobrevivir a su crisis total. Merkel es su caudillo y
profeta. Querrá aplastar toda resistencia en Alemania como en la UE. En los
medios de comunicación alemanes la homogeneidad ya asusta. La gran batalla ha
comenzado. Cierto es que la realidad amenaza abiertamente al imperio
socialdemócrata del Bien. Pero el mito, hoy por hoy, lo controlan las legiones
alemanas y europeas, moralizantes y tramposas, de Frau Merkel.
0 comment(s):
Post a comment
<< Home