The Unending Gift

martes, septiembre 05, 2017

LA AMABLE TIRANA DEL CONSENSO

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Lunes, 04.09.17

El debate de ayer corría desde el principio el peligro de sucumbir en un baile de buenas palabras

El problema de un debate entre los líderes de dos partidos que han gobernado juntos ocho de los últimos doce años es evidente. Los partidos, en este caso son los democristianos de CDU/CSU y los socialdemócratas de SPD, tienen demasiados cadáveres en el armario común, demasiados errores y fiascos, incluso desastres de graves consecuencias, que no se pueden reprochar entre ellos. Por eso el debate de ayer corría desde un principio el peligro de sucumbir en un baile de buenas palabras. Angela Merkel partía de su cómoda superioridad de más de 15 puntos sobre un Martin Schulz que solo puede soñar con quedar por encima del 25%, que permita aritméticamente un Frente Popular del SPD con Verdes y neocomunistas de DieLinke.

Martin Schulz necesitaba quedar como claro vencedor para que la sensación de derrota no se instalara en su partido de aquí al 24 de septiembre. Pero Merkel es ya perfecta en su maña de amable devoradora de argumentos ajenos. Y se merendó a un Martin Schulz acomplejado que al final no era sino un esforzado imitador de la socialdemócrata perfecta que tenía enfrente. Le fue imposible liberarse del abrazo estrangulador. Todo lo que Schulz promete lo sabe hacer mejor ella. Las feroces palabras de sus mítines quedaron en nada. Hasta se retractó de su afirmación de que «Merkel es un peligro para la democracia» porque ha aniquilado la cultura del debate en Alemania. Lo que es absolutamente cierto. Y quedó ayer dramáticamente demostrado. El consenso socialdemócrata en Alemania, que simboliza la gran coalición, hace imposible un debate político real sobre los problemas que angustian a los alemanes. Dedicaron la mayor parte del debate a la inmigración pese a que pretenden no es un problema más que administrativo. Relegaron Europa y la economía a la cuestión real, histórica, de la inmigración. Para negarla. Desde la soberbia socialdemócrata compartida repartieron críticas a Orban, Erdogan, Trump, la extrema derecha y los yihadistas. Los malos están todos fuera del bendito consenso en el que siempre gana Merkel.

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