LA TRIPLE ALIANZA
Por HERMANN
TERTSCH
ABC Martes, 22.08.17
Separatistas, islamistas y comunistas contra la España
constitucional
CON la muerte a tiros del conductor de la furgoneta del
atentado en las Ramblas parece concluida la operación contra el comando
islamista que causó tanto horror. La eliminación física del último y principal
asesino es un consuelo menor como final de la caza de los autores y
responsables directos. Pero los acontecimientos habidos desde la salvajada del
pasado jueves han abierto para España un abismo de interrogantes y zozobras.
Más allá del dolor genuino, de las ceremonias voluntaristas, de tanto gesto tan
solemne como inútil, de la hipocresía de tantos y las cataratas de palabrería
huera de casi todos los políticos y los medios, este atentado en el corazón de
Barcelona ha revelado hasta qué punto España está herida y humillada. Hasta qué
punto el terrible legado de la dictadura que es la tolerancia de lo intolerable
ha marcado las formas de pensar y actuar de los políticos y la sociedad entera.
Hasta qué punto hemos rebajado con la subcultura de la transgresión nuestra
voluntad de autodefensa y hasta nuestro instinto de supervivencia. Hasta qué
punto el separatismo ha articulado ya una lógica de la ignominia muy similar a
la del islam con sus enemigos, en el sentido de que, en nombre de la causa,
todo vale para hacerles daño. La integridad moral ha sido abolida para esta
fase decisiva de su guerra contra la unidad de España.
La matanza de Las Ramblas ha sido desgarradora. Pero cuando
las escenas de sangre se retiren aparecerá el lodazal de amargura por errores,
culpas, reproches, debilidades, deslealtades y bajezas que han marcado la
realidad española de estos cinco días. Y odio. No habrá decisiones útiles ni
consecuencias efectivas en lo que a la amenaza del lento estrangulamiento de
las libertades en las ciudades europeas. Por parte de unas comunidades
musulmanes que en muchas urbes ya imponen su voluntad en la cotidianidad en los
espacios públicos. Se ignorará que una parte, quizás no mayoritaria pero
considerable, ni condene ni lamente estas gestas bélicas que para muchos son
hitos de ese avance del islam por Europa. El avance lo celebran todos. Lógico.
Desde el peor al mejor musulmán, todos consideran que su fe y el sometimiento a
Ala, la sumisión, hace mejores a los seres humanos. Nos quieren imponer lo
mejor. Con cierta presión para quienes, confundidos, se resistan.
La sociedad española no tiene idea, creencia ni pensamiento
capaz de movilizarla para resistir y frenar la expansión de dichas leyes de
Alá. Por mucho que las considere brutales e inhumanas. Y si surgieran, los
sofocarían los mecanismos políticos del consenso dominadas por un rechazo
radical y veto cultural a liberarse de dogmas de la exaltación ilustrada. Como
la arrogancia que presupone que el musulmán quiere integrarse. Preocupante es
la incapacidad de los políticos de articular un discurso ante la evolución real
del asalto demográfico del Islam a Europa. Y alarmante es la complicidad de la
izquierda con los sectores radicales de ese islamismo. En varias ciudades se ha
negado a condenar el atentado. Separatistas, islamistas y comunistas unidos en
la cuchillada a la España constitucional. La triple alianza. La «cooperación
antiimperialista» de comunistas e islam es algo de lo que han reflexionado
desde el terrorista Carlos Ilich Ramírez a su admirador y gurú de Podemos,
Jorge Verstrynge. El propio Pablo Iglesias lo simboliza bien como receptor de
fondos tanto de los ayatollahs como del comunismo chavista. Y lo representan
bien periodistas de izquierdas que en las televisiones basura en España señalan
a periodistas críticos como enemigos del islam. Como animando a sus fanáticos
socios al trabajo sucio. Cierta izquierda española parece ya compartir con los
islamistas más que su odio a España, la libertad y a Occidente.
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