The Unending Gift

lunes, diciembre 11, 2017

LLEGÓ LA VERDAD Y NO ARDIÓ EL MUNDO

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Sábado, 09.12.17

Habían anunciado el infierno absoluto por culpa de Donald Trump. Los medios de comunicación occidentales con más fuerza si cabe que los más radicales islamistas entre los palestinos auguraban una terrible violencia que poder achacar a la decisión del presidente de trasladar la embajada de EE.UU. a Jerusalén. No ha sido así. Las protestas han sido menores y similares a las que hay cada vez que hay algo que molesta a los dirigentes palestinos. Por cualquier caricatura de Mahoma ha habido más violencia que por esta decisión de Trump. En el resto del mundo musulmán la tranquilidad ha sido general. Puede hablarse de indiferencia, al menos de momento y para terrible frustración de los agoreros occidentales.
Los palestinos rechazaban ayer indignados la oferta de Donald Trump de usar el momento para un nuevo impulso a la negociación para buscar esa solución de dos estados. Dicen que EE.UU. ya no puede mediar y que no habrá dos estados. Ya veremos. Deplorable es que cuando países árabes se avienen a colaborar con Israel, los europeos no disuadan a los palestinos de equivocarse. Con sus patológicos temores y su paralizante fobia al presidente Trump los europeos solo ayudan al nuevo fracaso palestino. Estos no dejan de equivocarse desde aquel 1947 cuando la ONU ofreció dos estados en Palestina, los judíos cogieron el suyo y los palestinos lo rechazaron porque lo querían todo. Siete décadas después, Israel es un vergel y un paraíso tecnológico, industrial y empresarial, una próspera democracia con las libertades de las sociedades europeas. Y los palestinos, engañados y maltratados por los árabes durante décadas, se pudren en el odio, la corrupción y el atraso. Recapaciten.

El traslado de la embajada es lógico y valiente. Cumple la ley, reafirma la verdad y liquida para siempre peligrosas quimeras sobre el carácter efímero del Estado de Israel. Obedece a un acuerdo del Congreso de EE.UU. de 1995, que los últimos cinco presidentes prometieron cumplir. Y refleja el respeto que se debe al país anfitrión, Israel, que quiere las embajadas en su capital como todos los países del mundo. Pronto va a tener la primera. A EE.UU. seguirán otras. Es mentira que las posibilidades de un acuerdo hayan empeorado un ápice por este hecho. Por el contrario, el reconocimiento de la verdad que se ha impuesto, abre nuevas puertas.

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