CRIMINALES, HÉROES Y HONOR
Por HERMANN TERTSCH
ABC Domingo,
03.12.17
Los acusados de fechorías en la ex-Yugoslavia tuvieron mando
en una guerra en la que todo atisbo de piedad era sospechoso
Endiosamiento Hay criminales que se sienten dioses en la
batalla para decidir sobre la vida y la muerte
En sociedades que no se escandalizan con políticos que
declaran hoy lo contrario que ayer y reconocen que lo hacen por conveniencia es
difícil de entender que alguien se suicide por su nombre y su palabra. Cuando
el vínculo otrora sagrado entre palabra y honor ya ni se practica ni se espera
de los demás, la palabra no vale nada y el concepto del honor suena lejano y
antiguo, casi ridículo. Eso explica que cuanto más se sabe del croata de Bosnia Slobodan Praljak, menos se entiende en estas sociedades su
drástica decisión.
Praljak murió el pasado miércoles en La Haya tras beberse un
vaso de cianuro en el banquillo del Tribunal Penal para la ex-Yugoslavia cuando
le era confirmada su pena de 20 años de prisión como criminal de guerra. El reo
se levantó y dijo con solemnidad como quien deja constancia grabada de la
verdad: «Jueces, Slobodan Praljak no es un criminal de guerra, rechaza con
desprecio ese veredicto». Acto seguido levantó la mano derecha en la que escondía
un frasquito que bebió con pulso tembloroso. Instantes después se desplomaba.
Fue trasladado al hospital, pero nada se pudo hacer por su vida.
Praljak sabía que, con dos tercios ya cumplidos, apenas le
quedaba prisión que cumplir. Otros criminales condenados como los serbo-bosnios
Momcilo Krajisnik o Biljana Plavsic viven ya su vejez en
libertad en sus casas tras cumplir esos dos tercios de sus largas condenas.
Praljak se había entregado voluntariamente hace 13. Con 72 años, buena salud y
conducta, como muy tarde en dos años podría haberse retirado a su Herzegovina
natal donde es inmensamente respetado y nada le habría faltado. Le habrían
cuidado y agasajado en Caplina, donde nació en 1945, como en Mostar donde miles
de croatas salieron a la calle con velas a honrar a quien había sido el jefe de
la defensa croata del HVO en la ciudad. Todos decían allí que Praljak no era un
criminal, sino un héroe. Nadie le echaba en cara ni limpieza étnica de
musulmanes en la célebre ofensiva final de Oluja (Tormenta) en 1995 ni antes la
voladura del puente de Mostar, por la que la prensa le ha recordado, cuando el
tribunal le exoneró de culpa directa y reconoció además que el puente era
objetivo militar legítimo.
Tres carreras universitarias, una ingeniería, filosofía y sociología
y además arte dramático había estudiado Praljak en Zagreb y Sarajevo. Era autor
de series televisivas y documentales, escribió libros y dramas y dirigió obras
en teatros en las principales ciudades croatas. Era un intelectual el suicida,
el supuestamente monstruoso criminal croata que algunos han caricaturizado y
comparado ridículamente con Hermann Göring. Cuando este se envenenó camino del
cadalso mientras Praljak lo hacía camino de ser puesto en libertad. Nunca había
sido un nacionalista ni un colaborador de la Policía comunista como sí lo fue
otro de los célebres criminales de guerra de los Balcanes, el serbio de Bosnia
Radovan Karadzic, psiquiatra, poeta e intelectual de café en Sarajevo, cerca de
su localidad natal de Pale.
Karadzic, el «paleto»
Praljak no había preparado la guerra y hecho planes para
ella como Karadzic o militares profesionales como Ratko Mladic. Karadzic había volcado en la guerra contra los
musulmanes de Sarajevo todo su resentimiento social y cultural como «paleto»
despreciado por las élites intelectuales urbanas y aplaudió la guerra desde el
principio. Praljak por el contrario vio como la guerra lo hizo general no
habiendo sido en realidad nunca ni militar. Para Mladic, la guerra fue el
máximo objetivo vital. Solo la Gran Serbia le quitaba el sueño. Y su hija que
se suicidó en plena campaña al saber de las atrocidades que cometía su
divinizado y adorado padre. Mladic fue detenido en 2011 tras 15 años huido y
condenado a cadena perpetua hace semanas por su peor monstruosidad que fue el
asesinato de los 8.000 varones musulmanes de todas las edades capturados y
ejecutados en Srebrenica.
Hay criminales de guerra de manual. Tanto de los militares
que, como Mladic, se sienten dioses en la batalla y pasan a decidir sobre la
vida y la muerte de todos, enemigos y subordinados. Muchos que han cometido
inmensas atrocidades no han sido juzgados y muchos de los juzgados, unos
absueltos, otros no, han hecho lo que los demás habrían hecho en su lugar.
Ante Gotovina es un aventurero de siempre y tiene esa madera
mítica del guerrero que llevó a tantos soldados croatas a adorarle y a muchos
croatas a considerarlo un héroe nacional cuya última gesta es pagar con 24 años
de prisión en La Haya su lucha y su amor por la patria. Aunque Gotovina ya había
luchado por otros. Antes de cumplir los 18 ya estaba en la Legión Extranjera
francesa. Antes de los 25 era un veterano de la guerra del Chad. Y fue
mercenario durante lustros en Latinoamérica al servicio de diversos regímenes y
grupos paramilitares. En Croacia fue un general brillante y dirigió aquella
Operación Tormenta que fue una operación masiva de desplazamiento de población
y origen de la mayoría de las acusaciones contra las fuerzas croatas. Fue
detenido en Tenerife en 2005.
Delincuentes puros
También había delincuentes puros. Como con los paramilitares
surgidos de bandas del submundo que han encontrado en la ideología nacionalista
el perfecto abrigo y pretexto para cometer todas las barbaridades y tienen en
la guerra la oportunidad de desatar toda la vesania que siempre añoraron.
También están ahí cabecillas guerrilleros que proliferaban en la guerra en
Bosnia y Croacia y aterrorizaban a la población civil en el frente y la
retaguardia. O los subordinados de Vojislav Seselj, el escritor ultranacionalista
dirigente de una cuadrilla de asesinos que sembró el terror durante casi una
década en los Balcanes, que es uno de los mejor parados que pasó once años en
La Haya, fue liberado para un tratamiento de cáncer y hoy está en el parlamento
serbio con grupo propio a pesar de que la Fiscalía recurrió su absolución de
una larga lista de crímenes. Después hay figuras trágicas como la de Gojko
Susak que abandonó su plácida vida de propietario de pizzería en Canadá para
irse a la guerra a defender la patria, ser ministro de defensa y ser acusado
por unos de traidor y por el TPIY de crímenes de guerra. Susak murió a los 53
años de un cáncer de garganta en 1998 sin ser considerado imputado.
Los hay de todas las cataduras. Patriotas que fueron
demasiado lejos, asesinos vocacionales, psicópatas, hombres honrados incapaces
de frenar la brutalidad de los subordinados en una guerra de odios. Hombres muy
distintos entre sí, aunque todos ellos con mando en una guerra en la que todo
atisbo de piedad era sospechoso. No puede evitarse la sensación de injusticia.
No solo de ellos entre sí, de ellos con otros criminales quizás mucho peores
que lograron escapar impunes pero también de los protagonistas de otras
guerras. Porque confirman la impresión de que, juzgados por el mismo rasero,
muchos héroes, militares y políticos de la II Guerra Mundial habrían acabado
hoy en el banquillo de un tribunal internacional.
GOJKO SUSAK
MINISTRO DE LA GUERRA CROATA
Era un emigrante en Canadá donde se dedicaba a la
hostelería. Volvió para ayudar en la guerra y por su amistad con Tudjan. Aunque
sectores del Ejército le acusaron de falta de firmeza frente al enemigo, el
TPIY lo acusó de crímenes de guerra.
ANTE GOTOVINA
GENERAL CROATA
Fue soldado de la Legión Extranjera francesa en la guerra en
Chad y mercenario e instructor militar en Iberoamérica. Volvió a Croacia para
servir en la guerra, dirigió la operación Tempestad. Huido, fue detenido en
Tenerife y condenado a 24 años de cárcel.
VOJISLAV SESELJ
ESCRITOR ULTRANACIONALISTA
Lideró unidades paramilitares con delincuentes de especial
brutalidad y crueldad en sus crímenes étnicos. Después de once años en una
cárcel en La Haya fue liberado para que se tratara un cáncer. Tiene grupo
propio en el parlamento serbio.
RADOVAN KARADZIC
PSIQUITRA Y POETA SERBOBOSNIO
Fue el líder político del proyecto de una Gran Serbia que se
expandiría en el territorio de Bosnia. Responsable junto a Mladic de la
limpieza étnica y los crímenes consiguientes. Fue detenido en 2008 y condenado
a 40 años de cárcel.
RATKO MLADIC
GENERAL SERBIO Y JEFE DE SU ESTADO MAYOR EN BOSNIA
Dirigió la ofensiva para la conquista de una Gran Serbia
tras el colapso de Yugoslavia. Condenado a cadena perpetua por la matanza de
Srebrenica.
SLOBODAN PRALJAK
GENERAL JEFE DE LA DEFENSA CROATA EN BOSNIA
Condenado a 20 años por su participación en la ofensiva
«Tempestad», por limpieza étnica y crímenes de sus tropas contra población
civil. Se suicidó.
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