CONTRA LA HISPANOFOBIA
Por HERMANN TERTSCH
ABC Domingo,
11.02.18
Quien no rotula en la lengua común insulta a los españoles
LO anunciaba el viernes la cadena de supermercados Consum en
su twitter y lo hacía en valenciano. «Como cooperativa valenciana, apostamos
desde nuestros inicios por utilizar el plurilingüismo tanto en la atención a
nuestros clientes como en rotulación, megafonía, papelería, correo electrónico
y espacios digitales. Presentes en seis comunidades con más de 700
supermercados, la decisión de etiquetar nuestra marca propia en castellano ha
sido consultada entre nuestros socios y clientes y aprobada». Muy bien Consum.
Parece mentira que haya necesitado tener tantos supermercados en tantas
comunidades para entender que tiene sentido rotular y prestar servicio en la
lengua común de todas ellas.
En todo caso, este es el camino. Hay que alegrarse por
Consum y por otros comercios y servicios que en ciertas regiones han comenzado
a reaccionar a una exigencia que ya adquiere los perfiles de un movimiento en
toda España. En defensa de algo tan lógico que resulta grotesco tener que
defenderlo en contra de unos poderes públicos culpables del desatino, unos por
acción, otros por omisión. Es el derecho de todos los españoles a estudiar,
trabajar y vivir enteramente en lengua española en todos los rincones del
territorio nacional del Reino de España.
El movimiento surge del hartazgo de la ciudadanía ante la
disparatada deriva de la hispanofobia en España. Y responderá con contundencia
a todos los productores y distribuidores que insulten al no rotular y no servir
en la lengua de todos los españoles. No se trata de perseguir a ninguna otra
lengua. No es un movimiento totalitario y segregacionista como el que impone
una lengua y persigue otra. En absoluto. Bienvenidos el bilingüismo, el
trilingüismo o la poliglotía, pero uno ha de ser de forma inexcusable el
castellano o español. Las empresas que se empeñen en despreciar la lengua
común, la que une y comunica a todos los españoles y a otros 450 millones de
habitantes del globo, no pueden hacerlo por otra causa que no sea afán
despectivo. Millones de españoles recurrirán al trato recíproco. Quien
desprecie será despreciado.
Muchos españoles contrarios a los boicots a productos de una
parte de España por ser manifiestamente injustos, dejan ahora de comprar
productos o usar servicios que no respeten con su uso a la lengua española.
Como a los de empresas cuyos dueños se han significado como partidarios del
golpe de Estado o del separatismo. Esta revuelta cívica contra una de las
facetas de la hispanofobia es otro indicio del despertar de la nación tanto
tiempo aletargada y por ello maltratada. Como las banderas. Muchas empresas lo
han entendido. El mayor reto será acabar con el insulto permanente que procede
de las autoridades y administraciones públicas. En Galicia como en Cataluña,
Valencia o Baleares o el País Vasco el desprecio al español es un desprecio a
España que cada vez indigna a más españoles. Cada vez menos indiferentes.
Exigen que las autonomías den todas ese paso hacia uso del castellano que
anuncia Consum. De forma voluntaria u obligadas.
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